Algo hace falta

Héctor Manuel Galeano Arbeláez

La corrupción y el descuartizamiento parecen heredados. Basta recordar la suerte corrida con el primer empréstito conseguido para los países liberados por Bolívar y la cabeza en exhibición, en Guaduas, de uno de los mártires más grandes de nuestra patria José Antonio Galán, el de la primera liberación de esclavos de América, en Mariquita.
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Estos ejemplos traídos de los cabellos nos ponen otros recuerdos arrejuntando el tiempo y revolviendo carajadas, como las maromas del exfiscal Cianurito Martínez para limpiar y enlodar lo que puede y le conviene. Como lo del cuentico del suicidio de dos testigos del escándalo del robo de dineros públicos en obras trincadas por Odebrecht y el grupo Aval del cual él era abogado estrella, o todo el tejemaneje orquestado bajo su dirección en la Fiscalía para envainar a Santrich, joder el proceso de paz, ocultarle pruebas a la JEP y ahora salir, a reírse de los pendejos que le comieron cuento y cobrar el favor como flamante embajador de Colombia en España.

Cianurito Martínez sigue los pasos del otrora nefasto Luis Camilo Osorio, quien después de desempeñarse como fiscal de los paramilitares se fue a carcajearse de la pisoteada a la justicia en la embajada del país en México, donde lo recibieron con la primera edición del recuento de las fechorías como fiscal.

En medio de la borrasca ni una gota de agua pasa por debajo del puente, dicen los supuestos investigadores fletados. Y la nueva lógica de hacer justicia en la región, esta semana nos mostró un caso en Ica, Perú, donde dejaron en libertad a un violador porque la joven víctima llevaba puestos unos pantis rojos con encajes, sin importarles para nada que no hubiera prestado su consentimiento para el acto abusivo. Parece que estos magistrados peruanos trataron de imitar al exministro de defensa colombiano que justificó un falso positivo con unos calzoncillos rosaditos encontrados en un alambrado de púas.

Como para la antología de humor negro latinoamericano el libro que dizque van a editar Vicky Dávila, Paloma Violencia, la vaca Loca y la lora sin estaca. Claro que la tapa del volcán se la compraron al maestro Jorge Humberto Jiménez en El Cambalache los magistrados que cobraban millones por saludar y fueron conocidos como el cartel de la toga, que ahora tienen una panadería. Tampoco se quedan atrás los planes de vivienda para periodistas y el robo del lote de la coral.

¿Corrupción en el Tolima? Que va. De las canchas deportivas dizque la única que construyeron fue la apta para jugar al perrito. Un profesor importado de la UT, se destacó por hacer llave con el que cobraba por traslado de maestros y está envainado por tumbar con obras oficiales en el Huila,… Y lo que falta por el lado cultural …

Los valores y la ética van de la mano de la educación, como la escuela y los taitas. Hace falta iniciar por el principio como decía Lafont. Algo nos hace falta.

*-.Ñapa cultural. -Un ciudadano ejemplar, gestor cultural y artista consagrado cierra la ventana cultural que por muchos años tuvo en El Nuevo Día. Gracias Benhur Sánchez por su amistad y por sus servicios a la cultura del Tolima. Un abrazo berracamente tolimense.

HÉCTOR MANUEL GALEANO ARBELÁEZ

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