¿Y la salud…?

Héctor Manuel Galeano Arbeláez

Tertuliando con tinto hecho con café del Tolima procesado por reinsertadas de Planadas, que ni siquiera conocieron a Chispas, tertuliaban sobre la situación de unos médicos en paro por falta de pago de varios meses de honorarios, dizque porque una entidad oficial no ha girado, pelota que tiran los que comercian con la salud cuando no hay quien los ponga a caminar por donde es.
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Vainas del sistema de salud que va de tumbo en tumbo y perorata en perorata en el manejo de  esta pandemia. Mejor empezar por el principio como decía el pintor Mario Lafont. La Ley 100 privatizó la salud entregándosela a unos empresarios que se crecieron con el negocio de la salud como  Saludcoop con Palacino y Montealegre, ambos tolimenses. Con razón la pandemia nos cogió con los pantalones abajo y a los trabajadores de la salud les tocó sacrificarse para atender emergencias sin material de prevención y sin los equipos necesarios.

Han corrido todos los riesgos y aún los corren, poniendo en riesgo su vida y la de los parientes cercanos. Fieles a su vocación, a su misión y al compromiso inquebrantable adquirido, varios médicos y auxiliares  han fallecido, haciendo un valioso aporte a nuestra vida, salud y bienestar. Ellos merecen el reconocimiento del país. Son los verdaderos héroes de esta lucha sin cuartel contra el virus que a todos nos tiene arrodillados. Nos han dado y dan ejemplo de generosidad y de amor a la patria.

Un sistema de salud medio organizado habría evitado tanta improvisación y tanto sacrificio humano. Ya estaríamos recibiendo las vacunas y por lo menos, mermarían tantos decretos, circulares, peroratas televisadas, medidas comerciales y tanta demostración no pedida de falta de autoridad, que lo que busca son réditos políticos en medio de la tragedia. Pero vamos avanzando hasta que nos acostumbremos a  ver qué pasa, mientras Esculapio e Hipócrates lloran en sus tumbas.

*--Duelo en la música Tolimense por el viaje, sin rajaleñas, de Carlos Julio Mosquera, compañero de Édgar Rojas. Y en la fiesta seguiremos con la cusumba:

Ñapas de Santa Chava:

1.-Se nos fue Víctor Díaz, un hombre que dedicó su vida a trabajar por la comunidad. Consiguió el lote y construyó el ancianato que dejó bien equipado,  reconstruyó la capilla de El Bosque con el padre Méndez (Centavito) y en su cafetería calmaba el hambre a mucho  vaciado. Y debe estar mamándole gallo a Guayara, Chucho Arbeláez, y Pachito Granada.

2. -Hace unos meses fue asesinado Cejas en el páramo. El del Sendero del Cóndor. Solo falta que los investigadores digan que se suicidó.

3.-Hijo de la mejor maestra del pueblo y de un taita ejemplar culmina su carrera jurídica con el reconocimiento por su honestidad, vocación de servicio y su ecuanimidad.. Gracias a Héctor Hernández por su ejemplo.

4.- Por la pandemia se cerró el aeropuerto internacional, motivo por el cual no ha salido del municipio la vacuna contra Covid  producida en los Laboratorios de la Rica.

Otra Ñapa: A propósito de la verdad. Qué bueno sería  saber quiénes  y por qué mataron al médico y odontólogo Gabriel Anchique hace 34 años.

HÉCTOR GALEANO ARBELÁEZ

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