Un año difícil

Héctor Manuel Galeano Arbeláez

Un año difícil y crucial para el futuro de Colombia es este 2022, porque las decisiones que tomemos pueden significar que comencemos a construir ese cambio que anhelan los colombianos y que sin equívocos, se expresó en todas las manifestaciones y paros  a lo largo de los tres últimos años, o por el contrario, que sigamos agravando la inequidad, la violencia que en este país no tiene límites y no da respiro.
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Tenemos que retomar el acuerdo de  paz y rechazar la violencia armada venga de donde viniere. Trabajar sin descanso por la protección de nuestra biodiversidad. Recuperar el tiempo perdido por la pandemia para la educación de los niños que han sido los más afectados. En fin, decidir de verdad que no queremos más corrupción en la administración pública, ni compra de votos, ni mermelada en la Procuraduría. Ni dineros de las mafias en las campañas políticas.

Y hablando de elecciones unos ni suenan y otros van seguros. Óscar Barreto no tiene contendor en el partido Conservador y tiene apoyo del Liberal, partido que por pesos importó a la reina de los juegos de azar y la tiene en sus listas como si en el Tolima no hubiera mujeres capaces de llegar al congreso con liderazgo en la comunidad y  suficientes credenciales éticas. A eso quedó reducido el partido del trapo rojo y el Nuevo liberalismo no tiene candidato.

El Tolima produce y promociona vicios que debería combatir. Produce aguardiente y anuncia cerveza, tiene lotería propia y promociona otros juegos de azar con la misma reina importada, que pide defender lo propio, 

.- Cerré los ojos para ver si podía mirar la alegría y me di cuenta que está no se miraba, se sentía. Es algo espiritual, una sensación de felicidad que quisiéramos compartir. Abrí los ojos y me di cuenta que alegría es, entre otras cosas, estar con amigos y escuchar un Sanjuanero con un trago de chirrincho.

.- El que sí creyó  saber que era la felicidad fue el enano Saludcoop Montealegre, que se le metió con los fondos de la Fiscalía al merequetengue de los algoritmos de la estafadora Natalia Tocarruncho, como si el búnker de la Fiscalía  fuera trasladado al Barrio Santafé, en la época de  Blanca Barón. Y nada pasó para no aguar la felicidad de romances corruptos.

-. Purificación se alarmó cuando supo que se iban a tirar el presupuesto en obras innecesarias. Y ahora después del escándalo por el hurto de los fondos oficiales a través de transferencias a cuentas desconocidas, no se dijo ni mu, lo tomaron como algo normal. Y en la oficina los mira fijamente el viejo Gulumbo y les repite: “Eso les pasa por pendejos”.


 

Pocas veces pensamos en lo que tenemos; pero siempre en lo que nos falta

Arthur Schopenhauer. 

 

Héctor Manuel Galeano Arbeláez

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