Lula y la política social

El expresidente de Brasil fue la figura central del foro Nutrición Infantil Para la Prosperidad de Todos, patrocinado por la Fundación Éxito, que tuvo lugar en Bogotá el viernes pasado.

Habló sobre la política social de su gobierno e hizo un énfasis muy especial en el programa de nutrición infantil que tiene como objetivo que ningún niño se vaya a la cama con hambre, en el programa de Bolsa Familia, que es similar a Familias en Acción, y en los programas de microcrédito que él impulsó en forma masiva durante su presidencia.

 

También se refirió en varias ocasiones a su infancia, a su origen humilde, a su ascenso político, al paulatino aumento de su capacidad de consumo durante su vida y a la influencia que tuvieron todas estas experiencias en la formación de sus ideas sobre pobreza y política social y en la firmeza de sus propósitos de cambiar la situación de los pobres, elevando su capacidad de consumo, su dignidad y su autoestima.

 

Dio un gran valor al conocimiento personal que él aportó a los programas y a la participación que tuvieron los propios beneficiarios. En su presentación, que fue amena y muy efectiva, con un gran derroche de carisma, ­humor, y savoir faire político, hizo mucho énfasis en que la política social debe tener prelación en el presupuesto sobre todo lo demás y que la nutrición y el cuidado infantil desde antes del nacimiento deben ir de primeros en la lista.

 

La necesidad de priorizar y focalizar recursos para atender necesidades básicas ya la teníamos clara desde hace años, pero me pareció que la afirmación de que no puede quedar subordinada a otros gastos establece una diferencia crítica. Quedó la duda en el ambiente si un presidente que no ha sufrido hambre y no está obsesionado con la pobreza como él parece estarlo tendría tanto éxito como él tuvo en la aplicación de estas políticas.

 

En el panel que siguió a su presentación se le preguntó esto mismo. No contestó a la pregunta, pero hizo un emotivo recuento de niñez en condiciones de pobreza. No quedó mucha duda de que su compromiso con estas políticas tuvo su origen en esa experiencia. Dijo que los elementos esenciales del éxito de la política social son voluntad política para darle la máxima prioridad durante la discusión y aprobación del presupuesto y para asegurar que la plata destinada a los pobres les llegue sin intermediarios.

 

Dijo también que un error común es no entender que los programas sociales son una inversión (una de las más rentables en el caso de la nutrición). Se le preguntó por qué en Colombia se han aplicado los mismos programas que él desarrolló sin haber tenido el mismo éxito. Se sugirió que esto podría deberse al clientelismo o porque estos programas no tienen el mismo respaldo para hacerlos funcionar bien que tuvieron en Brasil cuando fue Presidente.

 

Él dijo que no iba a referirse a la política interna, pero que es indispensable que los programas les lleguen a los beneficiarios sin intermediarios. Todos los pobres registrados deben poder acceder a ellos, sin intervención de los políticos clientelistas, y la cobertura debe ser total.

 

Se refirió varias veces a que el programa de Bolsa Familia y la elevación del salario mínimo durante su gobierno han elevado la capacidad de consumo de los pobres y ayudaron a contrarrestar la crisis de 2008 en Brasil sin causar inflación. Es necesario revisar qué circunstancias permitieron que la elevación de los salarios en Brasil no causara inflación.

Credito
RUDOLF HOMMES

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