Tareas para 2015

Rudolf Hommes

La paz tiene que definirse en 2015, entre otras cosas porque se necesita con urgencia que se le preste atención a otros frentes, y que el Presidente haga mover otras políticas públicas. Quizás por lo único que no debiéramos preocuparnos es por la infraestructura, pero aun contando con el entusiasmo del Vicepresidente y su estilo tipo aplanadora, no está asegurado que se progrese al ritmo deseado, o que no se retroceda. La semana pasada, por ejemplo, Buenaventura estuvo sin luz y las sociedades portuarias paradas porque se interrumpió el servicio de electricidad. El principal puerto del país no tiene electricidad porque unos grupos minoritarios no dejan instalar las redes de transmisión.

En todos los sectores hay tareas urgentes. En salud, por ejemplo, se requiere de un sistema que opere, y no hemos sido capaces de conseguirlo a pesar de haber tenido a los mejores al frente, y de estar gastando proporcionalmente más de lo que gastan otros países que tienen un mejor servicio. Hay políticos con intereses personales identificados que no dejan hacer lo necesario, y el alto gobierno los apoya, posponiendo la organización de un sistema de salud operativo y viable.

Las demoras en el avance de las negociaciones de paz y el acuerdo con la guerrilla sobre el sector agropecuario han impedido que se amplié el acceso a la tierra y la utilización de los millones de hectáreas que esperan una definición de gobierno para volverse productivas. También se necesitan nuevas instituciones para apoyar el desarrollo campesino, que no nazcan invadidas por el clientelismo. No se puede dejar pasar otro año sin avanzar.

La reforma tributaria que se acaba de aprobar dejó al país sin ganas de pensar en más reformas. Esa era una de las razones por las que esta reforma era una mala idea que se dejó pasar, entre otras razones porque el Ministro de Hacienda accedió a crear una comisión para preparar un reforma estructural. Seguramente le apostó a que después de aprobarla ya nadie volvería a pensar en ella. Pero el sistema tributario queda peor con cada reforma que se hace a la carrera.

Depende de dos impuestos que era temporales y cuya permanencia es indeseable, el de las transacciones financieras y el de la riqueza. El impuesto de renta es ineficaz e inequitativo. Como lo dijo el Presidente en estos días, los ricos más ricos no contribuyen proporcionalmente lo que deben contribuir. Tienen a su disposición demasiadas exenciones e ingresos no sujetos a impuestos. La evasión de impuesto de renta e IVA también es demasiado alta. Los impuestos de los gobiernos locales y el predial quedaron mal diseñados y no recaudan lo que debieran recaudar. Un ciudadano medianamente educado no puede hacer su declaración de impuestos sin asistencia. Creo que el Ministerio de Hacienda debería organizar cuanto antes la comisión que prometió con la cooperación de las universidades, de centros de estudio y análisis como el CID, CEDE, Fedesarrollo, el Consejo Privado de Competitividad y reclutando adicionalmente a un par de expertos internacionales que le aporten perspectiva.

Hay muchas otras tareas pendientes, pero se acabó el espacio. Felices fiestas.

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