“La peste” en Camus y García Márquez

Hugo Patarroyo Murillo

En éstos días de cuarentena y de “tiempo, hasta para leer”, cayó “como anillo al dedo” la columna del dirigente gremial José Félix Lafaurie, que  publicara en “El Nuevo Día” hace algunos días y que, trae a colación el tema de las pestes y su consecuente repercusión en el “modus vivendi” de los protagonistas y el consiguiente llamado a la reflexión .
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Releer a Albert Camus y su libro “La Peste” se ha vuelto de obligatoriedad en ésta época de coronavirus. La novela, publicada por primera vez en 1947 se ha tornado un “best-seller” a nivel mundial. Querámoslo o no, el enclaustramiento ha llevado a que también  muchos tolimenses se adentren, en los vericuetos de la literatura universal. Lo mismo sucede con Gabo y su creación de “El amor en los tiempos del cólera”. Aunque aparentemente, no exista un hilo conductor en las dos magistrales relatos, también es cierto que el desprevenido lector, puede relacionar en un momento dado, lo sucedido en la novela del franco-argelino, en la portuaria ciudad de Orán, en el Norte de Argelia, en los años 40s y,  lo acontecido en la Aracataca de García Márquez, en la época del romance entre Fermina Daza y Florentino Ariza. Para el colombiano corriente, el cólera, puede llegar a ser una forma de  peste que afecta lo cotidiano. 

Lo cierto es que mientras que para Albert Camus, el peligro del contagio en un grupo de personajes es, lo que determina toda una epopeya que hace aflorar lo bueno, lo malo y lo feo de un grupo de individuos, en García Márquez se puede decir que, “los tiempos del cólera”, son los que determinan un momento espacio-temporal de la novela. Para Gabo es el tema del amor, más importante que la cualquier otra cosa, así sea condicionado por la peste del cólera. En Camus, la peste es, lo que  viene a determinarlo todo. Tal y como lo dice el crítico español Rafael Narbona: “La Peste” nos enseñó que las peores epidemias, no son biológicas, sino morales. En las situaciones de crisis, sale a la luz , lo peor de la sociedad, insolidaridad, egoísmo, inmadurez, irracionalidad, Pero también, emerge lo mejor. Siempre hay justos que sacrifican su bienestar, para cuidar a los demás. Éste es,   indudablemente, un claro ejemplo de los servidores médicos y para-médicos de la actualidad, quienes, como el Dr Rieux en el libro de Camus, “no se acostumbran a ver morir a sus pacientes”. 

La peste, siempre fue un tema que llamó la atención a nuestro premio Nóbel.  Al respecto, Manuel Cabello Pino de la Universidad de Huelva en España, acota lo siguiente sobre Gabo “... el tema de las pestes en sus diversas formas y bajo las más diversas apariencias, ha sido un tema recurrente a lo largo de su producción narrativa...”.  De otra parte, Mario Vargas Llosa y al analizar el trabajo de García Márquez y su relación con las pestes, dice que “para GGM, constituía uno de sus “demonios culturales” , el período de “La Violencia” en Colombia que, provocó en poco tiempo y a partir de 1948, cerca de 300.000 muertos, convirtiéndose éste hecho, en una auténtica peste”.

Gabo y Camus, “se tocan” con el tema de las pestes, a través de dos personajes de sus novelas: el Dr Bérnard Rieux y el médico Juvenal Urbino. Cuánta falta nos hacen a nuestro Departamento, a Colombia y al mundo, las  plumas de Camus y García Márquez, para descifrar la realidad de hoy en día, con el tema de las cuarentenas.  Nada más oportuno que la interpretación del profesor Narbona  sobre los apuntes del “pied-noire” argelino:  “El hombre no es malo por naturaleza , pero su conocimiento de las cosas, es deficiente. Sus actos más nefandos , proceden de la ignorancia”.  Y… por éstos lados del Tolima, ¿cómo andamos?

HUGO PATARROYO MURILLO

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