Carta al “Niño Dios”

Hugo Patarroyo Murillo

Como siempre, este año, nos portamos bien y por éso creo que nos atrevemos a solicitarle algunos regalitos para el año entrante. Bien sabemos que, este año fue muy difícil para muchas familias por el tema de la pandemia que azotó a todo el mundo y por éso, tú vas a tener mucho trabajo al contestar todas las cartas que te han llegado.
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Lo primero que quiero es que, cuides la salud de las familias que nos rodean, en especial a las de nuestro Tolima y, de todo Colombia. Para ello, no es sino que, “les metas en la cabeza” a los que manejan los presupuestos que tienen que ver con la sanidad que, no cojan ni un solo pesito de los fondos de la salubridad, ya que, cualquier centavo vá a hacer falta, hasta para comprar una jeringuilla desechable que, en un momento dado, puede salvar una vida. Existencia que, puede llegar a ser, hasta de la misma familia de los que están acostumbrados a desaparecer los dineritos de todos nosotros.

El segundo regalito, del que hace parte el primero, es un poco más complejo y es el que te propongas a acabar con la corrupción que está enquistada en nuestra sociedad y, particularmente , en nuestro Tolima. Aquí, hizo carrera el hecho de la plata fácil, a costa de lo público. Tienes que, hacerles caer en cuenta a los que manejan el erario que, llevarse el billetico de los municipios o del Departamento, a lo único que conduce es, al brillo fugaz que dá una aparente prosperidad económica. Ése destello desaparece muy rápidamente porque, lo más real es que, “lo que por agua viene, por agua se va”.

Y, la tercer petición de esta carta, es, que nos ilumines el camino para lograr el rescate de la ética, los valores y, los principios básicos de nuestra sociedad tolimense. Que la familia vuelva a ser, el núcleo principal que rija nuestra sociedad. De esta forma, se superarán todas las tempestades que sacudan a la nación colombiana. Que prevalezcan el centro y el sentido común. Que, se rescate la ”DIGNIDAD” ( ontológica, real y moral ) de los tolimenses que se ha perdido desde hace algunos años, en el laberinto de las pasiones y la degeneración del quehacer político. Ya bien, lo decía el griego Aristóteles y, nos cae como “anillo al dedo” en estas riberas del Combeima, el Saldaña o el Magdalena : “La DIGNIDAD no consiste en tener honores, sino en merecerlos”. Mil gracias por tu atención, mi adorado “Niño Dios”. Quedo pendiente.

Adendo: El Papa Francisco ha designado a Mons. Miguel Fernando González, como Obispo de la Diócesis de El Espinal. El hasta ahora, Obispo Auxiliar de Ibagué, es persona con amplio conocimiento de la problemática social del Tolima, al igual que su predecesor , el actual Arzobispo de la capital tolimense, Mons. Orlando Roa Barbosa. Monseñor González Mariño, es Arquitecto de la U. de los Andes de Bogotá, con estudios de Filosofía Eclesiástica y Teología en la U. de Navarra (España) y Teología Dogmática en la Pontificia U. de la Santa Cruz, en Roma (Italia).

HUGO PATARROYO MURILLO

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