¿Robledo vs. Petro, la gran final?

Hugo Patarroyo Murillo

El “bombardeo mediático” sobre el tema de la pandemia, nos absorbe la mayor cantidad de tiempo, período que entre otras, dedicábamos al fútbol, la verdadera pasión de los colombianos. Hoy en día, las estadísticas sobre tipos de “cepas”,  contagiados y personas que desafortunadamente nos dejan, ocupan grandes titulares en la “mass media”.
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El “temita”, al que muchos de los paisanos le “botamos corriente”, es el de la política ya sea Nacional, Departamental o del Municipio. Pero... en ese deporte colombiano de “soltar globos al aire” nos llevamos las palmas los coterráneos. Bien vale recordar al famoso columnista Klim ( Lucas Caballero Calderón), quien afirmaba que en Colombia, “la política y el fútbol, se manejan con las patas”. Para marzo del año entrante las elecciones de Cámara de Representantes y Senado de la República, van calentando jugadores desde todos ángulos. Todos, absolutamente todos, los grupos políticos de la “constelación de  estrellas” tienen problemas internos en sus agremiaciones. Unos, porque se quieren perpetuar en las curules y no darle cabida al cambio que la juventud requiere y los otros,  porque tienen un gran trabajo aún, al tratar de permear la conciencia del colombiano medio y así, llegar a convertirse en una real alternativa de poder. El punto más álgido está en si,  las listas deben ser abiertas o cerradas, y ello va a ocasionar verdaderos “cismas” en las colectividades.

Lo pintoresco de la política colombiana, da para todo. Incluso, para que algún rector de una de las más famosas Universidades del país  -que quiere ser Presidente de Colombia-  cambie de “look”, se acomode unos crespos en la cara  y se trate de parecer al rockero Elvis Presley y de esta forma, poderle llegar más fácilmente al electorado joven. Pero el encierro o confinamiento producido por la pandemia, ha llevado a que la gente piense un poco más, en lo suyo, en lo de su familia, en su comunidad, en el futuro de su país. De allí que, el innegable desprestigio de la clase política, interpretado en las figuras de los arcaicos partidos, va a pasar una enorme factura, en las próximas elecciones.  No faltan indudablemente los tradicionales heliotropos que adornan el clientelismo nacional y le apuestan a la continuación del “status quo”, mejor dicho que no cambiará nada y volverán a correr los ríos de dinero, comprando la conciencia del electorado “más jodido, más llevado” de los pueblos en Colombia. Habrá que verlo.

Pero el colombiano corriente, el que tradicionalmente vota sin venderse, quiere ver otros actores de la política “jugándose” un partido, en aras de “la copa” presidencial. Asumiendo que Petro, pase a la segunda vuelta y buscando una opción fuera de las extremas, los electores se fijan es , en candidatos como Jorge Enrique Robledo, el tolimense que con el Partido “DIGNIDAD” y dentro de la “Coalición de la Esperanza”, representa más claramente la opción de centro que tanto requiere nuestro país. Un verdadero equilibrio entre un lado y el otro. 

Un debate sobre el conocimiento que tienen Robledo y Petro, en  sus concepciones frente al Estado colombiano sería muy enriquecedor para el sufragante. Bien vale recordar que en el diccionario de los tolimenses no existe la palabra “miedo” y Jorge Enrique Robledo se le puede medir con rotundo éxito, a todos los debates, polémicas, foros, a todo lo que se le venga encima. Su alto coeficiente intelectual, así lo ha demostrado.

HUGO PATARROYO MURILLO

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