“No hay más ciego…”

Hugo Patarroyo Murillo

“Que el que no quiere ver” reza el adagio popular. Y, aquí en el Tolima, nuestra “clase dirigente” se muestra un tanto reacia a otear la realidad de las cosas. Todo, absolutamente todo lo que está ocurriendo, en nuestro Departamento tiene su porqué.
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Los cuestionamientos a aspectos  políticos, económicos y sociales se deben particularmente a la falta de planeación, a la inexistencia de un hilo conductor en la orientación de las  políticas,  mejor dicho, a la negación de lo que comenzó el predecesor y su subsiguiente improvisación. Sumado lo anterior a la “ineptocracia” y a la corrupción,  se conforma ese explosivo cóctel que vemos hoy en día y, en donde lo mejor de todo es que, los que más han tenido “velas en el entierro”, dictan cátedra, pontifican, se hacen los locos, silban y miran para el techo, como si aquí todo, absolutamente todo, estuviese “bajo control”. En resumidas cuentas aquí no pasa nada. Se lavan las manos, como “Poncio Pilatos”, dicen que todo está “divinamente”  cuando gran parte de esa situación se debe precisamente a esos “prohombres” que aspiran a presentarse o, a que se les reelija a ellos o, a sus áulicos. Increíble, ¿no?

¿Qué hacer para que esa élite sea consciente de las cosas? A mano está el tema político. Algunos se adueñaron del aviso de los partidos. 

No se sabe si existen escrituras de propiedad sobre las asociaciones de participación ciudadana. Lo cierto es que el que se llega a apropiar de alguna de las colectividades políticas, no quiere soltar ni compartir con nadie que no sea de su familia. De allí, lo que tanto criticó en su campaña a la Alcaldía de Ibagué, el actual Concejal Rubén Darío Correa: las célebres “famiempresas políticas”. Hoy en día, alguna de ellas, “con perrero y con correa”. Hasta los nuevos partidos están contagiados de lo mismo.

No hay renovación en los cuadros directivos,  ni se prepara a nadie para la progresión. No existe movilidad de ninguna especie. De allí el “nudo gordiano” que se presenta en el quehacer político. Como diría Alejando Magno  (356-323 a.C. ) blandiendo  su espada , “ es lo mismo cortarlo, que desatarlo”.

Una de las grandes fallas en nuestro país, es indudablemente, el método electoral que nos rige que como muy bien lo decía Guillermo Pérez Flórez  en estas páginas de EL NUEVO DÍA, “es un sistema corrupto y corruptor”. A la gente, hay que dejarla que se exprese, sin negociarle su hambre y, obviamente dentro de los cauces que nos ofrece nuestra incipiente Democracia.  Si se bloquean esos canales por parte de “los jefes”, se comete el grave error de “atorarse”, al no querer “tragar entero”, tal y como lo decía el egregio  hondano,  Alfonso Palacio Rudas. De allí que sucede lo que sucede.

La miopía puede darse en un momento dado, pero la ceguera frente a  la realidad socio económica y política, es una equivocación garrafal. Se debe invitar a una remoción, a un cambio, a unos nuevos actores tolimenses, que sientan al Tolima  y  sus gentes. No hay que traerlos allende nuestras fronteras. Ya tenemos una nefasta experiencia con esos mercachifles de votos que prometen mirar a través de los ojos de los paisanos y no los volvemos a ver.  Por lo tanto, ojo y más ojo !!!

HUGO PATARROYO MURILLO

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