¿Revocar el nuevo Congreso?

Hugo Patarroyo Murillo

A grandes problemas, grandes soluciones… y rápidas. El malestar producido por el manejo de las elecciones del pasado 13 de marzo, ha dejado grandes sinsabores a la opinión pública. Los partidos políticos de todo “el espectro” colombiano, cuestionan los resultados. 
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Protestan los unos y protestan los otros. Muchos señalan a la Registraduría y, la verdad, se diría que más bien la culpa la tienen los grandes “capos” regionales que son los que de alguna forma “orientan” sobre quiénes van a ser los “contratistas” que aparentemente van a coadyuvar a instrumentalizar las votaciones: mejor dicho, los “recomendados”.

Lo sucedido en esta ocasión, es que se les fue la mano. Hicieron nombrar a un sinnúmero de personas pertenecientes a “la ineptocracia” que, con su actitud, lo único que efectuaron fue un manejo ramplón y ordinario de la justa electoral, orientado a favorecer a su “padrino, madrina o madrino”. El Concejal de Ibagué, Rubén Darío Correa, en mensaje por redes sociales, se preguntaba si eran “Contratistas de la Registraduría o activistas políticos” las personas que se habían pactado por medio de subcontratistas de la Registraduría. 

La labor a ejecutar era de “patinadores, receptores y transmisores”, otros iban era a encargarse de la “biometría”. En el resto del departamento, el tema era mucho más grotesco. Con el cuento de “que soy recomendado de la Doctora”, se burlaban incluso de los Registradores Municipales. Dicen que casos se dieron en muchos sitios.

Las opciones son prácticamente dos: nuevas elecciones, antes de la posesión del nuevo Presidente de la República, que son casi imposibles de sacar avante por cuestión de tiempo  o… dejar que los nuevos elegidos, incluso “los de las víctimas”, se posesionen el 20 de Julio y se comience inmediatamente el proceso de un referéndum que conduzca a la revocatoria de todo ese nuevo y cuestionado Congreso. Casos de derogatoria ya se han visto. 

Ya se dieron en nuestro país. Cuando el tema de la Constitución de 1991, y al establecerse una nueva conformación del Congreso, se anularon el Senado y Cámara elegidos en 1990. Un muy buen llamado al Constituyente Primario (el pueblo) para que se derogue lo escogido el 13 de Marzo pasado, daría al traste con esa barahúnda de cosas que se están viendo y, de paso, se logre afianzar la credibilidad de un sistema y unas instituciones cada vez más cuestionadas. Para eso hay también, “Honorables Jurisconsultos”, a quienes acudir. El problema va a ser si los grandes caciques electorales tienen la capacidad de aceitar tan rápidamente las maquinarias, comprar de nuevo los votos, corromper a jóvenes enseñándoles las malas prácticas del fraude y si vuelven a inscribir votantes en zonas rurales, haciéndolos aparecer, como habitantes de sectores donde no podían participar electoralmente, todo ello, en detrimento de las “verdaderas víctimas” del conflicto.

Adendo: La renuncia del Registrador Nacional no va a servir de nada. Eso sería, como “echarle comida” a las fieras, en un Circo Romano. Y…  el “reconteo” para el Senado, tampoco va a servir de mucho. Son “cortinas de humo”. El cuestionamiento es total. Apenas, se destapó lo más protuberante. Aquí, lo que sirve es, “Borrón y cuenta nueva”.

Hugo Patarroyo Murillo.

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