Tiempos de solidaridad

Hugo Rincón González

Las crisis como la que atravesamos, saca lo peor y lo mejor de las personas.
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Mientras algunos piensan en cómo aumentar desproporcionadamente sus ganancias especulando con los artículos de primera necesidad, sin tener en cuenta la situación en la que estamos y que se puede agravar, otros están pensando y realizando acciones que buscan mejorar las condiciones de vida y garantizar la sobrevivencia de personas sin con que comer y las cuales en un futuro inmediato podrían afrontar una verdadera hambruna.

De los primeros no quiero ocuparme. Su falta de empatía y solidaridad es despreciable y deberían las autoridades combatir este fenómeno. De estos aprovechados hay también algunos intermediarios de la fe, que piden a sus creyentes consignar en línea sus ofrendas y diezmos para que tengan la bendición divina y se salven de la pandemia. ¡Lo que hay que ver!

Me refiero a los que vienen manifestando su solidaridad con los menos favorecidos en este momento de pandemia. Son los que entienden esta categoría como la capacidad de sentir el dolor y la necesidad de otro. Expresiones hay muchas y de diferente tipo. Quisiera resaltar algunas por lo emblemáticas sin querer decir que unas son más importantes que otras, porque cada uno las manifiesta como las siente y como las vive.

En algunas ciudades y aprovechando las tecnologías de la información, algunos jóvenes han organizado grupos que se vienen ocupando de atender las necesidades que tienen las personas de la tercera edad que viven solas y están confinadas hasta finales de mayo. Ellos se ocupan de hacerles el mercado y conseguir sus medicinas. Es una campaña de adopción de un abuelo o abuela para ayudarlos con estos menesteres y estar atentos a otras circunstancias que se puedan presentar.

La gente que tiene en sus casas personas para el servicio doméstico. Sin ser acaudaladas, por la necesidad de contar con este apoyo, vienen generando empleo a mujeres, muchas de ellas cabeza de hogar. Buscando cuidarlas a ellas y cuidar las familias para las que laboran, han optado por no hacerlas trabajar, garantizando el pago de su salario normalmente.

Los estudiantes de algunas universidades públicas que ante la inminente necesidad de respiradores artificiales, vienen desarrollando tipos sencillos de éstos, pero con la capacidad de ser usados en los momentos difíciles que se avecinan. Perciben la urgencia y desde ya se muestran dispuestos a trabajar las 24 horas por producir estos aparatos fundamentales para la vida.

Se han presentado casos de personas jóvenes con una inmensa empatía con los vendedores informales que pululan en las calles y en los semáforos, han comprado sus artículos por unos valores superiores, generando asombro, lágrimas y bendiciones a quienes así obran. De eso se trata en estos tiempos, de vivir la solidaridad, es positivo que los jóvenes en muchas partes estén dando estos ejemplos. Los conciudadanos conmovidos ante el abandono y el hambre que soportan los animales, especialmente los perros callejeros y a su modo se las ingenian para alimentarlos. Han existido iniciativas que buscan garantizar el cuidado, alimentación y salud de estos animales haciéndoles llegar concentrado y medicamentos a los albergues donde están confinados.

El caso de una persona de mi familia que al ir a hacer una compra de medicamentos, se cruzó en la calle con una persona mayor sentada en un andén pidiendo ayuda. Ella pasó a un pequeño supermercado y le compró alimentos para entregárselos como gesto solidario. El señor, con lágrimas en los ojos le manifestó su incredulidad porque una joven aún se conmoviera con la situación que como la de él viven muchas personas en estos momentos. Obras como la de los maestros que donarán un día de salario para atender las necesidades generadas por Covid-19, también la de la bancada de la oposición en el congreso que hará lo mismo con parte de sus ingresos. ¡En buena hora! De esto se trata. Vivir la solidaridad en este desafío. Practicar el autocuidado y el cuidado de los demás. Sentir el dolor del otro. Aceptar que debemos convivir con el otro, cuidándonos entre todos para salir adelante. Definitivamente son tiempos de solidaridad.

HUGO RINCÓN GONZÁLEZ

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