Año nuevo ¿vida nueva?

Hugo Rincón González

El año que recién despunta luego de estas extrañas festividades navideñas se insinúa complejo y cruzado de enormes incertidumbres. Pasada la fiesta de la natividad donde tratamos de pensar positivamente y dejarnos llevar por un sentimiento esperanzador, se nos viene encima la dura realidad que afrontamos en nuestra región y en el país.
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Y es que, si miramos los acontecimientos en estos primeros días de 2021 la sensación que nos empieza a colonizar es que, no obstante cambiamos de año, las dificultades siguen ahí como males estructurales que se nos adhieren sin querer soltarnos. Para empezar como una pesadilla sin fin está la situación de salud pública generada por el coronavirus. El panorama es dificilísimo. Según las informaciones oficiales estamos en un momento en el que ya hay un colapso del sistema hospitalario no solamente en el Tolima sino también en la gran mayoría de las regiones del país. 

Las UCI están abarrotadas y no es posible por esta circunstancia atender a los pacientes que siguen llegando. Las cifras de contagios están por las nubes como consecuencia de las aglomeraciones de fin de año en el comercio y en las reuniones familiares. Revive la paranoia y el miedo al contagio especialmente ahora que se conoce que no hay forma de atender a los enfermos. Como consecuencia de lo anterior se vuelve a poner sobre la mesa la posibilidad de una nueva cuarentena o un confinamiento severo que la mayoría de los sectores económicos rechaza por las quiebras de empresas y el aumento vertiginoso de un mayor desempleo. 

Para el gobierno nacional, regional y local no parecería ser una alternativa que se considere, puesto que esto implicaría que se volviera a plantear la necesidad de una renta básica para que las familias no empiecen a tener problemas serios de hambre. Sobre la vacuna, a pesar de los anuncios del Gobierno nacional de que posiblemente se empiece a aplicar en el mes de febrero, muchos afirman que no hay una adecuada preparación y por ello, en el mejor escenario se iniciaría en el mes de abril. Hay que referir que Colombia va a ser uno de los últimos países en Latinoamérica en comenzar la tan esperada vacunación contra la Covid-19. 

Es necesario arrancar cuanto antes, pues la demora implica mayores contagios, muertes y colapso total del sistema de salud pública. La complejidad de la lucha contra el coronavirus es mayor si a esta situación le agregamos que muchas personas desde ya manifiestan su intención de no vacunarse, esgrimiendo el argumento de la introducción en el cuerpo de un supuesto chip que serviría para controlar la vida de todos los que acepten aplicarse este medicamento. Sobre este particular hay una cantidad importante de teorías de la conspiración delirantes que afectarán sin duda la posibilidad de que alcancemos una inmunidad de rebaño. 

Lo que es real es que la gente está cansada de vivir con miedo y no poder salir a la calle con tranquilidad y menos llevar a los hijos a las instituciones educativas para que continúen sus procesos formativos. Esta sensación de cansancio y agotamiento psicológico, sin embargo, no se compadece con la presencia objetiva del virus y con la probable llegada de una nueva cepa mucho más contagiosa como lo afirman las comunidades científicas. La alternativa es el autocuidado y el cuidado de los demás. Una actitud de negación ante el virus esgrimiendo cansancio con el mismo lo que ha hecho es empeorar las cosas. Arranca este 2021 y que bueno sería decir como la canción decembrina: “Año nuevo, vida nueva, más alegres los días serán…”

 

HUGO RINCÓN GONZÁLEZ

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