¿Agua pasó por aquí?

Hugo Rincón González

Cada 22 de marzo se celebra el Día Mundial del Agua. No debería ser una celebración cualquiera, en la medida en que el preciado líquido es determinante para todas las actividades sociales y económicas que se realizan en cualquier parte del planeta. Sobre su importancia dialogaban dos niños en una escuela primaria más o menos en los siguientes términos. Le decía uno al otro: “Imaginemos que tenemos un precioso castillo, con todos los lujos y comodidades, la tecnología más moderna y con todo lo imaginable para tener una buena vida pero sin agua. ¿Cuanto podríamos vivir allí? ¿De qué serviría todo lo que tenemos sin ese compuesto vital?” Y es que esta celebración puso de presente que una cifra escalofriante de 2.200 millones de personas en el mundo viven sin acceso a agua potable. El crecimiento demográfico es una gran amenaza. En la actualidad existimos 7.000 millones de personas en el planeta y las proyecciones estudiadas hace varios años por prestigiosos centros de investigación indicaban que cada 30 años la población se duplicaría. ¿Se imaginan la demanda social del agua en el 2.050 cuando lleguemos a tener 14.000 millones de personas?
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El agua también está amenazada por las crecientes demandas de la agricultura y la industria. La actividad primaria demanda aproximadamente el 70% y el 30% restante los centros urbanos donde están presentes los grandes conglomerados de personas y las principales fábricas. Estas amenazas se complejizan por los grandes proyectos extractivistas que se pretenden ubicar en zonas de gran importancia hídrica como en las zonas de páramos y ecosistemas estratégicos. Capítulo especial es la intención de desarrollar el fracking para la explotación petrolera con las consecuencias graves en la contaminación de los acuíferos.

En la memoria de los colombianos queda el recuerdo de haber sido considerados como una potencia hídrica. Llegamos a ocupar el cuarto lugar en el planeta en riqueza de agua. Hoy escasamente llegamos al vergonzoso puesto 17. Como dicen, lo que perdemos en riqueza del líquido vital por múltiples causas, lo ganamos en el penoso fenómeno de la corrupción y la desigualdad donde ocupamos los primerísimos lugares.

Esta situación mencionada se agravará más desde que en diciembre del año anterior se presentó la noticia de la entrada de los derechos del uso del agua a la bolsa de Wall Street, por lo que los inversionistas podrán especular sobre la abundancia o escasez del agua en un futuro muy próximo. Según reportó la prensa, para su entrada a la bolsa el agua cotizó en el “Índice del Agua Nasdaq”, y establecieron como primera cotización que la cantidad de un millón 233 mil litros de agua tendría un costo de 486 dólares. Imaginemos entonces a los grandes inversionistas comprando las tierras donde se produce el agua y especulando con su valor. Produce escalofríos.

Naciones Unidas hace un llamado a que valoremos el agua, que entendamos su significado para las personas y hace una invitación a proteger mejor este recurso vital. Manifiesta que: “El valor del agua es mucho más que su precio: el agua tiene un valor enorme y complejo para nuestros hogares, la cultura, la salud, la educación, la economía y la integridad de nuestro entorno natural”.

Ante estas circunstancias, se mantiene con fuerza la propuesta del referendo del agua como bien público y derecho humano fundamental, una iniciativa que en su momento promovió la organización de organizaciones ambientalistas más grande del país: Ecofondo.

La hipótesis de esta importante propuesta era que el reconocimiento jurisprudencial del agua como un derecho humano y la iniciativa de la sociedad civil de haber promovido una convocatoria popular se traducen en considerar que el agua no siempre es un bien económico de consumo, sino que también es un bien social y cultural ligado a derechos humanos fundamentales que hacen parte de nuestro sistema constitucional como un derecho innominado. El Día Mundial del Agua puso de presente la concientización en la defensa del agua de un porcentaje importante de la población, para lograr que el castillo que mencionan los estudiantes de primaria siempre tenga agua dulce para el goce de sus ocupantes.

HUGO RINCÓN GONZÁLEZ

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