No mires arriba

Hugo Rincón González

El cine además de entretenimiento nos ofrece otras opciones que los entendidos denominan propuestas artístico-reflexivas, cuando a través del drama o la misma comedia quieren generar una sacudida en el espectador y en la sociedad. En este fin de año además de las festividades y el compartir familiar, se saca tiempo para otras actividades como la lectura y también para ver las novedades fílmicas, en este caso la película más reciente de Leonardo DiCaprio cuyo nombre es “No miren arriba”, un título del cual se habla bastante por estos días. 
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Cuando comencé a verla (sin haber leído nada acerca de ella), creí que esta película nos ofrecería un drama tipo “Melancolía”, un filme de ficción proyectado en 2011 del director Lars Von Trier, en el cual un planeta con este nombre se dirigía velozmente a chocar con la tierra y borrar con este impacto cualquier asomo de vida. Aún recuerdo la sensación de angustia y miedo transmitida por las actrices cuando se hizo inminente la colisión y la desaparición de todo lo existente.

Sin embargo, “No miren arriba” a pesar de tener un tema parecido a la película del género dramático reseñada anteriormente, nos propone un tratamiento de comedia negra: nos plantea la colisión que se avecina entre un cometa descubierto por dos astrónomos en su rutina de observación del espacio y el planeta tierra, un choque que podría producir la extinción como efecto de los tsunamis, terremotos y todo tipo de devastación que se generaría por el impacto.

Una circunstancia de esta gravedad es tratada con un humor ácido que en varios momentos nos produce risa. Luego del descubrimiento del cometa que chocará con la tierra si no se hace algo para remediarlo, se desata una carrera vertiginosa por informar a los decisores la necesidad de tomar acciones inmediatas para evitar la catástrofe y la extinción. Lo que vemos entonces es toda una sarta de estupideces cometidas por una gama de actores políticos y sociales que no son capaces de asumir el desafío como debe ser.

“No miren arriba” es una crítica feroz a la política y los políticos. Su mezquindad, sus cálculos electorales de siempre, los gobiernos al servicio de las grandes compañías, su ruindad, el populismo exacerbado que finge defender los intereses de la ciudadanía cuando en verdad benefician a los poderosos.

Como propuesta estético-reflexiva destroza a los medios de comunicación masiva y el papel que juegan en la sociedad. Su interés deliberado en desinformar, de convertir los hechos más trascendentales en cosas triviales y baladíes, el ánimo permanente de volver espectáculo los sucesos más serios.

Deja mal parados a quienes solo ven los negocios incluso en los escenarios más catastróficos. Para estos capitalistas mesiánicos es preferible explorar y extraer minerales del cometa que desviarlo de su ruta directa a la colisión con nuestro planeta. Así estamos cuando nos negamos a seguir dependiendo del petróleo.

Capítulo especial es el referido a la ciencia y su papel en la sociedad. Ante hechos tozudos siempre está el negacionismo. A un sector importante de la humanidad parece no importarle los grandes descubrimientos científicos, se quedan en el rechazo permanente a lo incuestionable como lo vemos con las vacunas contra el Covid, el cambio climático, el fracking, entre otros. Prima la estupidez sobre la sensatez, son más importantes las teorías conspiratorias que la evidencia de la realidad.

“No mires arriba” queda gravitando en nuestra cabeza, no se sabe si logrará generar algún cambio en la sociedad como seguramente es la intención de sus creadores o si por el contrario como sucede en la película, se ve venir la hecatombe, se predijo con suficiente anticipación, no la evitamos y terminamos devorados por la estupidez y la avaricia humana.

 

Hugo Rincón González

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