Elegir bien

Hugo Rincón González

Luego de un brevísimo descanso en los últimos días del fin de año y comienzos del nuevo, las campañas políticas retomaron sus actividades con un ritmo frenético. Se ve a los candidatos con sus equipos visitando los territorios y comunidades que habitualmente no acompañan. Hay personas en los sitios más alejados pegando afiches y repartiendo volantes buscando entusiasmar al electorado, ese que solo abrazan y hacen sentir cercano en estas épocas especiales donde se busca desesperadamente su voto. En este trajín hemos podido observar hasta a un expresidente otrora muy popular, ahora venido a menos con su popularidad en el piso, repartiendo propaganda rodeado de un séquito atemorizante de escoltas armados.
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Esta campaña crucial para el país por lo que se elige inicialmente en marzo, luego en mayo y el mes de junio si hay segunda vuelta, debe generar una seria reflexión en el elector a la hora de depositar su voto. No se puede seguir eligiendo sin un criterio y sobre todo sin tener claridad sobre las propuestas que los candidatos enarbolan en las campañas, esas que deberían defender y promover si salen electos. Cuando la gente vota, se afirma categóricamente, lo que menos importa son esas propuestas y solamente se acompaña al candidato por promesas de empleo, contratos u otro tipo de dádivas. La ciudadanía que elige, mínimamente debería conocer para el caso de la elección al Congreso de la República, las funciones de los senadores y representantes a la Cámara,  para que se entienda el contexto en el que van a actuar y además las limitaciones derivadas de sus funciones. Un congresista no puede prometer lo irrealizable. Ilusionar al elector con promesas vacuas no es serio y mucho menos ético.

Un senador por ejemplo debe cumplir las siguientes funciones principales: 1) Función constituyente, 2) Función legislativa, 3) Función electoral, 4) Función de control político, 5) Función judicial, 6) Función administrativa, y, 7) Función de protocolo. De todas las anteriores los analistas políticos señalan una tipología de acuerdo a la especificidad de la actuación de los senadores. Algunos, especialmente de la oposición, dedican sus esfuerzos a hacer control, citando ministros, promueven mociones de censura y hacen seguimiento a los programas del gobierno. Otros, juiciosamente se especializan en su función legislativa, promoviendo iniciativas y leyes en beneficio de las comunidades excluidas. Y, otros que se autodenominan “gestores”, buscando recursos para sus regiones. Sobre estos últimos hay toda clase de interrogantes pues suelen ser genuflexos con los gobiernos de turno apoyando hasta las iniciativas más lesivas e impopulares.

Ahora que muchos congresistas están en trance de reelección deberíamos ubicarlos en esta tipología y por ejemplo, saber cómo pensaban votar la reforma tributaria que desencadenó el estallido social del año anterior, cuál fue su postura con respecto a temas como la moción de censura del ministro de defensa, el fracking, el subsidio para las pymes en la pandemia y la disminución del periodo de vacaciones de los senadores y representantes entre otros.

Indagar cuáles fueron sus iniciativas legislativas y a quiénes favorecieron, además de averiguar cuántos recursos gestionaron para la región que dicen representar.

2022 será un año clave para determinar el futuro del país. Según el censo electoral, un porcentaje cercano al 65 % de los electores serán personas de menos de 35 años. Los jóvenes podrán jugar un papel determinante si deciden participar activamente. Debemos elegir bien, de una manera responsable y honesta teniendo en cuenta las propuestas de los candidatos, su  historia política, sus prácticas en la campaña y los verdaderos intereses que representarán y defenderán. Colombia necesita un cambio, una renovación que deje atrás la oscura noche por la que atravesamos y nos acerque a logro de unas reformas sociales urgentes y necesarias para vivir con dignidad y en paz

Hugo Rincón González

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