Protesta y democracia

Hugo Rincón González

Había expectativa en muchos sectores por la movilización de protesta convocada por la oposición al gobierno del presidente Gustavo Petro. Los sectores políticos encabezados por el uribismo lideraron su convocatoria. Un sector que hasta el 7 de agosto gobernó, promovía una marcha contra un mandatario que no lleva dos meses en ejercicio. El balance preliminar de esta acción es bastante pobre, se vieron unas marchas esmirriadas constituidas por participantes que al ser entrevistados por periodistas independientes no tenían mayor idea del motivo de la protesta, a no ser unas consignas polarizantes en contra del origen y el pasado del gobernante actual.
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Independiente del resultado de la movilización del 26 de septiembre, importa el significado de la protesta social como un derecho fundamental amparado en la defensa de derechos básicos para cualquier democracia como la libertad de expresión y de reunión. Este gobierno ha manifestado que a diferencia del liderado por el expresidente Duque, respetará la protesta y brindará las garantías para que esta se dé sin estigmatizaciones ni riesgos para sus participantes, especialmente, generados por la confrontación con el Esmad y la policía.

Atrás deben quedar las prácticas de la represión violenta y sin miramientos contra los protestantes. En el pasado estallido social se contaron por cientos los manifestantes heridos, mutilados, desaparecidos y asesinados en las refriegas presentadas en las diferentes ciudades y de las cuales hay serios señalamientos en contra de integrantes de la fuerza pública que abusando de su poder violaron flagrantemente los derechos humanos.

La protesta social ha sido un mecanismo utilizado por poblaciones vulnerables en nuestro país para hacer exigencias o reclamos ante la exclusión y el incumplimiento por parte del estado de reivindicaciones sociales históricamente reclamadas por diferentes sectores.

En Colombia hay luchas que han sido llevadas a las calles, al cierre de carreteras y autopistas por parte de los maestros, los campesinos, los indígenas, poblaciones afrodescendientes, ambientalistas, víctimas y pobladores populares urbanos. El común denominador ante estas luchas fue la estigmatización y el señalamiento de estar infiltradas por la guerrilla y ante ello el tratamiento habitual fue la represión y la disolución a la fuerza de estas movilizaciones.

Lo aprendido luego de las poderosas movilizaciones iniciadas en abril de 2021 es que las manifestaciones públicas empoderan a las personas y los colectivos sociales, poniendo en evidencia que miles de personas piensan y sienten lo mismo, con ello logran no sentirse aisladas, marginadas, excluidas e impotentes ante el estado de cosas generador de las insatisfacciones. La protesta se ha demostrado, coloca agenda de discusión, promueve debates y genera cambios políticos confrontando el poder del establecimiento nacional, regional o local.

A nivel regional, en Tolima la protesta social ha venido emergiendo de una manera que pareciera imperceptible pero que va aflorando en varios municipios y por diversos temas según lo publicó en un informe especial EL NUEVO DÍA el pasado 25 de septiembre.

Los motivos generadores de estas movilizaciones son variopintos: falta de transporte escolar, docentes, proyectos mineros, la creación de un nuevo peaje en la vía a Cajamarca, reclamos a petroleras, entre otros. El fenómeno tiende a tomar fuerza porque las comunidades entienden cada vez más que la protesta social es un derecho consagrado en la Constitución Política y porque los motivos sobran.

Lo visto en las movilizaciones famélicas de la oposición contra el gobierno pone de presente que los motivos pueden ser cualquiera, hasta defender que los más ricos no paguen impuestos. Bienvenida la protesta pacífica y la no estigmatización del derecho de manifestación y reunión, es la forma de expresión de quienes históricamente como los campesinos e indígenas, han sido excluidos, y una manera de tramitar los conflictos que nos permitan aclimatar la convivencia y la paz en las regiones y el país. 

¡Hagamos región y apoyemos lo nuestro!

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HUGO RINCÓN GONZÁLEZ

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