No matarás

Hugo Rincón González

Hubo un video que se hizo viral en las redes sociales de la pasada marcha organizada por la oposición el 26 de septiembre, en donde se ve a una mujer enardecida y en tono altisonante cruzado por el odio manifestando cualquier cantidad de expresiones racistas y hasta llamando al asesinato de quienes ella considera no debieran vivir. Más allá de que luego se le vino el mundo y la justicia encima, lo que llama la atención es la cultura de la violencia incubada en muchas personas que crean el ambiente propicio para muchos desafueros y hasta la muerte de quienes consideran contrarios.
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La violencia ha sido un mecanismo equivocado para resolver conflictos por nimios que estos sean. Para algunos historiadores es incluso un problema estructural del desarrollo que ha impedido las posibilidades de inclusión de grandes mayorías excluidas. En el conflicto agrario ha aparecido como una alternativa para frenar las luchas campesinas e indígenas y ahora más recientemente vuelve a adquirir relevancia con el comportamiento de ciertos sectores ganaderos que pareciera quieren revivir los tristemente célebres grupos paramilitares.

Ante esta situación que nos quiere mantener en la polarización y la confrontación entre los colombianos es oportuno destacar la conmemoración el pasado domingo 2 de octubre del Día Internacional por la No Violencia promovida por muchas organizaciones defensoras de derechos humanos y de la vida, entre las que se destaca a la Iglesia Católica y otras congregaciones. Y es que como lo refieren varias notas de prensa, esta fecha es la misma en la que nació el Mahatma Gandhi quien lideró la independencia de la India del Imperio Británico a través de inspiradores métodos pacíficos, por lo que la Organización de Naciones Unidas (ONU) estableció este día para: “Asegurar una cultura de paz, tolerancia, comprensión y no violencia”.

El presidente Gustavo Petro destacó la campaña promovida por la Iglesia Católica quien en medio de todas las actividades realizadas a nivel planetario implementó la campaña “No matarás, No desaparecerás”, la exaltó como un enorme aporte a la paz de Colombia. Y es que en el ambiente político propicio para la paz generado desde la llegada del nuevo gobierno, las iglesias comprometidas con la convivencia y la armonía entre los colombianos tendrán mucho que aportar.

Importante fue la posición del padre Rafael Castillo, director del Secretariado Nacional de Pastoral Social de la Conferencia Episcopal de Colombia. Respaldando la propuesta de Paz Total, plantea que la paz debe llegar a otros sectores de la sociedad. La jornada del 2 de octubre manifestó “contribuirá a tres cosas muy concretas: desescalar el conflicto armado con todos los actores para que no se siga disparando y quienes tienen piedras en las manos, las suelten; distensionar nuestras relaciones para propiciar el diálogo social desde la cultura del encuentro y proteger y preservar a vida de todos, especialmente de las víctimas”. Sin duda un valioso propósito que va más allá de la conmemoración referida y que trasciende en el tiempo.

Reivindicar la No Violencia y especialmente el No matarás tiene un inmenso sentido, especialmente cuando seguimos registrando el asesinato de líderes en varias regiones del país como acaba de suceder en Antioquia y Bolívar. Es inadmisible que se sigan propiciando expresiones alucinantes de odio en medio de movilizaciones como las organizadas por la oposición, debemos aclimatar la paz entre todos los colombianos, esa condición que nos permita ir construyendo puentes y caminos para resolver los enormes conflictos aún existentes. La apuesta por la paz total, para muchos ilusa, es el camino que debemos trabajar para poner ante todo primero la vida, una vida digna para todos.

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HUGO RINCÓN GONZÁLEZ

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