Pulso en la negociación de paz con el Eln

Hugo Rincón González

Algunos sectores se frotan las manos y reciben con alborozo la primera “crisis” de la Mesa de Conversaciones entre el Eln y el Gobierno del presidente Gustavo Petro. Para ellos es mejor mantener el país en una guerra eterna en donde los muertos y los más afectados sean los pobres, olvidados de esa Colombia de la cual no quieren hablar. Esos sectores que creen en un país con privilegios para unas minorías ubicadas en los centros urbanos de las ciudades más importantes y en otros países donde ponen a retozar sus capitales.
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En nuestra nación, hay que decirlo, existen grupos de interés enemigos de la paz, ahora no tan agazapados como antes. Aquellos instigadores del odio que no dudaron en llevar a la sociedad colombiana a votar no en el plebiscito del mes de octubre de 2016. A punta de mentiras consiguieron exacerbar los ánimos para que las personas llegaran a las urnas a votar en contra de un acuerdo trabajado arduamente durante varios años. Soñar un país en paz, donde haya concordia, entendimiento y convivencia armónica entre los ciudadanos parece un delito. Ha sido tan marcado el estigma de los promotores de paz como auxiliadores de grupos insurgentes que no pocos luchadores por este propósito han sido asesinados vilmente.

El presidente Petro seguramente cometió un error en hacer el anuncio a través de Twitter de un cese al fuego bilateral no acordado con el Eln. Esta “crisis” seguramente se podrá superar ahora que se retoman nuevamente las conversaciones este 16 de enero. Como dice un importante analista de estos temas, se deben aclarar los procedimientos a través de los cuales se tramitan los diferentes contenidos del acuerdo que se vaya construyendo, porque según Alejo Vargas: “…todo indica que son los aspectos procedimentales los que dieron origen a la “crisis” como la denominó el propio Eln”.

La bandera de la paz total como apuesta estratégica del gobierno nacional sigue siendo un acertijo para muchos que no la entienden bien o no quieren entenderla. Es una bandera audaz y ambiciosa por la convivencia entre los colombianos y para el caso de la negociación con el Eln, un reto monumental como dice un análisis de Carlos Medina: “hacer coincidir la idea de la “paz total” de ambas partes, e ir superando en un diálogo franco y realista las diferencias de contenido de los temas en la precisión de un lenguaje común que se pueda medir en metas, procedimientos y logros específicos”.

Esta negociación con el Eln no ha sido ni será sencilla ni fácil, será un pulso complejo, históricamente ha sido una guerrilla reacia a sentarse a pactar un acuerdo. Esta circunstancia, genera inquietudes, incertidumbre, preocupaciones y también escepticismo en distintos sectores sociales. Los medios de comunicación han caldeado los ánimos pretendiendo mostrar desavenencias entre el presidente y las fuerzas armadas, buscando generar más confusión y una opinión pública desfavorable.

Los procesos y propósitos se acrisolan con las dificultades. Es un logro poner al Eln nuevamente a hablar de paz. Se debe resaltar el apoyo del Consejo de Seguridad de la ONU a la política de paz total y reivindicar que la misma es una política de Estado que trasciende este gobierno. 

Apoyar este esfuerzo de paz es imperativo, por eso todos los colombianos debemos apostarle a que este proceso se desarrolle de la mejor manera y que sea exitoso en sus resultados. 

 

Hugo Rincón González

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