No aprenden

Fabio Humar

¡Ahí están, esos son, los bobos que gobiernan la Nación!

Ese debería ser el cántico que se entone en todos los eventos, en los partidos, y en las sesiones solemnes. La razón es que, al parecer, los encargados de gobernar están cada día más abobados, más tontos. O ¿es que ustedes creen que lo que está pasando, desde el punto de vista de la coherencia, está bien?

Miren:

Al conductor de Uber le suspenden la licencia por 25 años, pero si fuera un conductor alicorado, la suspensión sería de 2 años. ¿Chistoso, no?

A alguien que evade el IVA se le anuncia una pena de cárcel de hasta 9 años, pero si masacra en Bojayá, le dan una curul en el Senado.

Pagar un estudiante, se calcula, que en la universidad pública puede costar 3 o 4 millones de pesos mensuales, por un lapso de 5 años. Es decir 140 o 150 millones de pesos. Pero pagar un preso, que puede estar varias décadas tras las rejas, cuesta más, pues se estima que un recluso cuesta casi 2 millones de pesos al mes. ¿Les suena lógico que estemos gastando más dinero en pagar presos que en educar personas? A mí no.

Nombran un Fiscal Ad-hoc, pero los funcionarios que están bajo sus órdenes, siguen siendo funcionarios del Fiscal General, ahora impedido. Es decir, que hay un señor que se supone que es imparcial, pero sus subalternos, no lo son, y son los que en verdad investigan. ¿Alguien entiende?

Uno de los mayores impulsores del empleo no formal es la construcción, pues allí se utiliza mano de obra no calificada, y por tiempos más o menos largos, que es lo que dura la construcción de un edificio. Pues ahora le han puesto un impuesto a la venta de vivienda que supere los 980 millones de pesos. ¿A alguien sensato le cabe en la cabeza poner un impuesto para desincentivar la compra de vivienda?

La reforma a la justicia, que es una de las cosas que más se necesita en este momento -por ahí es que pasa el famoso postconflicto- no logró pasar en el congreso. Y la Ministra de Justicia, que parece todo menos abogada, no ha renunciado. ¡Que por favor la nombren ya en alguna embajada, que se necesita urgente un buen ministro en ese cargo!

Y para mirar hacia afuera, como un premio de consolación: En Venezuela el dictador no cae, y no caerá. El mundo ya se acostumbró a él, y la modorra cómplice de los países del primer mundo nos aterra. Ni el sumo pontífice, que podría incidir en algo, ha mostrado su interés en resolver el problema venezolano. ¿Algún entendido me puede explicar cómo es que Maduro sigue ahí?

En fin, la incoherencia está por doquier, empezando por mí, que me amargo los primeros días del año con estas preguntas.

Feliz 2019.

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