Es tiempo de reflexión en familia

Indira Orfa Tatiana Rojas Oviedo

Este momento que nos obliga a permanecer confinados, por amor a los nuestros, por responsabilidad con el vecino, por respeto a los otros, saca a flor de piel la solidaridad así sea a través de la virtualidad; buscamos el reencuentro con el amigo que vive en algún lugar del planeta, para manifestar el afecto que habita en la casa del cerebro, pero que por muchas razones de la vida laboral que envuelven en  un torbellino el tiempo para la palabra y la visita con los amigos, queda en el último lugar de la agenda, tal vez para algún día.
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Es posible que sea la primera vez que, en el corazón de la envidia del sujeto, los deseos se hayan transformado y le haya pedido a la lámpara de Aladino no que le saque un ojo y le dé el doble al otro, no, estoy segura que hoy ha pedido que le conceda el doble de lo mejor para su prójimo, porque solo si el otro está bien, él tendrá menos riesgo. 

Cada amanecer nos hace comprender que el abrazo y el beso a los seres amados no se debe postergar, porque hoy no podemos abrazar ni a nuestros padres; prácticas que hay que reemplazar  por la palabra dulce desde la distancia, con el tapabocas, porque el mañana puede ser incierto; solo el aislarnos hoy, obrar con las medidas de higiene extremas y confiar en el Todopoderoso, permitirá que no haya que lamentar.

Es necesario estar informados, pero también es imperioso que atraigamos con los buenos pensamientos la posibilidad de un mundo más sano, que elevemos las endorfinas no solo dando cumplimento online con nuestra actividad laboral  que hoy más que nunca nos emociona, sino también con el ejercicio en casa, con la recreación a través de una  buena película, con el compartir una videollamada con los padres, los abuelos, los hermanos, los sobrinos, los cuñados,  o los hijos que han dejado el nido vacío.

Con Luis Eduardo y María del Mar, junto a Antonio (nuestra mascota), porque Jonathan ya voló, hemos compartido cada día intensamente, comprendiendo que somos garantes de la salud del otro y que tenemos la obligación de pedir por el mundo entero, porque no tengan que despedir para siempre a sus seres queridos sin un abrazo, porque el invisible asesino así lo impone.

Es tiempo de darnos tiempo, de escucharnos para el aliento, para agradecer, para reflexionar, para valorar, para volver a empezar.  Para comprender que la guerra que vivimos con los otros, puede acabar un día desapareciendo a miles sin balas ni obstáculos en las fronteras. Que la capacidad de tomar decisiones rápidas debe ser una competencia de quienes gobiernan también a nivel nacional, tardamos mucho en escuchar decretos que desde la prevención dieran prioridad a la vida y no solo a las relaciones políticas e internacionales. 

Es tiempo de decirle gracias a nuestro alcalde y gobernador, porque con su accionar protegen la vida, falta cerrar el ingreso intermunicipal para quienes con fines vacacionales como ocurrió en este puente inmediato, llegaron procedentes de Bogotá y otros municipios de Colombia.  

INDIRA ORFA TATIANA ROJAS OVIEDO

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