Todos somos responsables de las medidas de prevención

Indira Orfa Tatiana Rojas Oviedo

El país registró nueve mil casos nuevos del virus que desde hace un año vive y se transforma en el planeta y, se sabe a través de diferentes medios, del tercer pico de contagio, que alarma fuertemente y que debe convertirse en otro reto a vencer, porque la cuenta de cobro también tiene que ver con el incremento de desempleo, de violencia intrafamiliar, problemas de salud mental, entre otros muchos.
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Estoy convencida que tenemos que agudizar las medidas de prevención tal como lo plantea la Organización Mundial de la Salud, para que la vida se procure lo más cerca a la normalidad. Sin embargo, en la inmensa necesidad de estar en diferentes espacios donde se pueda respirar aire puro, disfrutar de la naturaleza, pretendiendo el distanciamiento físico, las aglomeraciones han sido frecuentes, según se reporta, en diferentes escenarios en el país.

Entonces es aquí donde tendremos todos que hacer gala de la cultura ciudadana, para usar todas las medidas de prevención para auto cuidado y el cuidado de los otros sin importar la edad. “Se requiere un esfuerzo masivo que mantenga bajo control este virus” (OMS).  Una de las grandes enseñanzas que debe quedar, es que el lavado de manos debe ser una sana y permanente costumbre, el tapabocas debe estar bien ubicado tapando nariz y boca, a menos que nos encontremos en nuestro entorno familiar permanente y si no hemos estado en contacto con personas ajenas a ese círculo diario con el cual convivimos.

Los orientales jamás ingresan a sus viviendas con los zapatos con los cuales transitaron en las vías de la ciudad, así hoy se diga que esa práctica no le suma a la protección, debe realizarse, porque nuestras casas pueden ser más higiénicas sin esta contaminación traída en las suelas.

Mis amados padres Hely de Jesús y Orfa Libia, ya recibieron las dos dosis de la vacuna y los veo más hermosos y dinámicos que nunca a sus 85 años, pero no sabemos los efectos reales de inmunidad y además se incrementa el aviso de nuevas cepas que ya cobran vidas en otros países, esto implica seguir protegiéndolos porque los queremos vivos y alentados. La seguridad psicológica que les percibimos no les ha hecho bajar la guardia, al contrario, procuran subir sus defensas con sana alimentación, con buenas charlas a través de videollamadas, con vivos trajes que denotan entusiasmo y alegría que además nos emocionan a nosotros como hijos.

Entonces, a seguir previniendo, sin miedo pero con decisión, es tiempo de demostrar que somos capaces de prevenir para no tener que lamentar.

INDIRA ORFA TATIANA ROJAS OVIEDO

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