El regreso de la tuberculosis (I)

La tuberculosis ha estado presente desde la prehistoria y se le ha encontrado en restos humanos de cuatro mil años de antigüedad.

La tuberculosis, esa terrible enfermedad que se creía cosa del pasado, silenciosamente y desde hace dos décadas, de la mano de enfermedades como el Sida, está de regreso. En realidad nunca se fue del todo, sólo permanecía agazapada. La dolencia que segó la vida del libertador Simón Bolívar y de Federico Chopin, entre otros ilustres, causó en 2011 un millón de muertes en el mundo y 350 mil más en personas enfermas de Sida. Infectó a nueve millones de personas y dejó huérfanos a 10 millones de niños. Contrajeron la enfermedad tres millones de mujeres y de ellas murieron 320 mil. India y China acapararon el 40 por ciento de los casos y África el 24 por ciento.

La tuberculosis ha estado presente desde la prehistoria y se le ha encontrado en restos humanos de cuatro mil años de antigüedad; momias egipcias de entre tres mil y dos mil 400 años antes de Cristo presentaban estragos de la enfermedad. Para el siglo XVII se le empieza a describir en autopsia y estudios de anatomía; se describían tuberosidades en los pulmones de cadáveres consumidos y en extrema flaqueza.


La enfermedad como tal y debido a su variedad de síntomas como tos, fiebre agotamiento no fue identificada hasta 1820 y bautizada con el nombre actual por el doctor J.L. Scholein en 1839; años después, en 1854, los médicos de la época determinan que la enfermedad es curable y crean los primeros sanatorios; el doctor que creó estas instituciones contrajo la enfermedad y fue, a su vez, paciente en su propio sanatorio. Se consideraba que el clima era definitivo en la curación y se proponían “aires frescos” incluyendo viajes al Himalaya. La internación en sanatorios tenía un doble propósito: aislar al paciente, proporcionarle una alimentación y un entorno en adecuadas condiciones sanitarias.


En la mitad de la Segunda Guerra Mundial se empiezan a usar la penicilina y las sulfonamidas, las cuales actúan por varios años para después volverse inefectivas ante la resistencia del Mycobacterium Tuberculosos (MT). En noviembre de 1944 es descubierto un antibiótico maravilloso contra la enfermedad, la estreptomicina; los pacientes se curan y rehabilitan rápidamente. Posteriormente aparecen nuevos y más efectivos antibióticos, usados por el inicio de la resistencia a la estreptomicina.


La vacuna, conocida como BCG, tuvo una historia trágica si se recuerda que en sus inicios, 1930, al ser vacunados 240 niños de 10 días de nacidos, todos contrajeron la enfermedad y 72 de ellos murieron; el rechazo de la comunidad fue total; se descubrió que la vacuna se había contaminado en su almacenamiento. El nombre de BCG, (Bacile Calmette Guerin), se debe a los creadores de la vacuna en el Instituto Pasteur de Lille, Francia, Albert Calmette, bacteriólogo y su asistente Jean Marie Camille Guerin. En 1948 fue aceptada mundialmente después de haber sido vacunadas ocho millones de personas en Europa. La vacuna hoy día debe ser administrada a todos los niños para protegerlos de la enfermedad.


La tuberculosis que se creía controlada ha reaparecido y su regreso puede ser catastrófico; lo ha hecho en el mundo, Latinoamérica, Colombia, el Tolima e Ibague.      

Credito
PABLO ISAZA

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