La castración química (I)

¿Iniciará Colombia, como ya lo hace Argentina en nuestro continente, el camino a la castración de delincuentes sexuales?

El aterrador crimen que segó la vida de Rosa Elvira Cely revivió la polémica sobre la castración química como medio para evitar que individuos con patologías como la de su presunto asesino reincidan en su actitud criminal. Está comprobado que el individuo ya había asesinado a una mujer y había salido libre después de un dictamen de Medicina Legal que lo diagnosticaba con patología de un desorden de personalidad limite o fronteriza, padecimiento complejo de difícil diagnostico y manejo; sin entrar en análisis psiquiátricos profundos, la personalidad lÍmite se caracteriza por presentar los rasgos de una personalidad normal, entre comillas, con episodios de alteración mental, la mayoría de las veces exacerbada por el consumo de alcohol y drogas; rasgos obsesivos son frecuentes en estos individuos y este pudo ser uno de los matices de la fijación del presunto asesino por Rosa Elvira.

¿Qué hacer y cómo se trata a estas personas? En países organizados socialmente, con buenos sistemas de justicia y salud, para hablar solamente de dos sectores que interviene en estos casos, sin ser estos los únicos, una vez la justicia ha comprobado el hecho delictuoso y ante la sospecha de una alteración mental, es enviado a un servicio de medicina forense psiquiátrica, entidad que hace el diagnóstico; pasa luego a ser incluido en una base de datos para vigilancia especial y dependiendo de la gravedad del caso se interna en un centro especializado para tratamiento y rehabilitación; siempre bajo estrecha vigilancia y monitoria; es difícil que vuelva a delinquir, pues está estrechamente controlado. En casos más difíciles, algunos países recurren al tratamiento con hormonas, procedimiento que vulgarmente es conocido como la “castración química”. Otros plantean inclusive la castración quirúrgica.


La “castración química” es un procedimiento por medio del cual se disminuye la capacidad de excitación sexual, la fijación sexual, las perversiones y desviaciones sexuales y las fantasías sexuales compulsivas; reduce la libido y la potencia sexual; se presentan efectos secundarios como tendencia a la obesidad, disminución de la densidad ósea y osteoporosis y se pueden presentar enfermedades cardiovasculares. Es por estos efectos secundarios y por aspectos éticos que surge la polémica sobre si utilizar el procedimiento o no. Países como Estados Unidos llevan años, estado por estado, discutiendo si se aplica o no el procedimiento. Suiza, España y Francia permiten la “castración química”. Suiza utiliza este procedimiento hormonal y además permite la castración quirúrgica; por lo menos 10 mil pacientes han sido quirúrgicamente castrados desde 1910 en este país. Holanda ha usado castración para todos los delincuentes agresivos después de la Segunda Guerra Mundial y hasta la década de 1960. Alemania no ha usado la castración para los delincuentes sexuales desde el régimen Nazi, aunque por ley sigue siendo permitida; el país germano ofrece la castración quirúrgica a delincuentes sexuales habiéndose practicado cinco por año desde 1970.


Algunos investigadores han adelantado estudios sobre la castración a violadores en países europeos; todos ellos concluyen que en algún grado, el efecto de ésta sobre la libido de los potenciales o reales delincuentes sexuales es hacia la disminución de los apetitos desordenados y compulsivos. ¿Iniciará Colombia, como ya lo hace Argentina en nuestro continente, el camino a la castración de delincuentes sexuales?

Credito
PABLO ISAZA

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