La salud: en defensa de lo indefendible (II)

Colombia, en una etapa de transición demográfica caracterizada por una población todavía joven y cuya franja mayor de 65 años es de 10.05 por ciento (Dane 2005 - 2011), no tiene por qué tener “tasas de hospitalización con estándares europeos”.

“En lugar de querer avanzar, ya nos están invitando a que regresemos al sistema estatal anterior, que estaba en manos de insaciables políticos y sindicatos”. Una vez más, afirmaciones a la ligera sin ningún tipo de análisis histórico que las respalden. El Sistema Nacional de Salud, anterior a la Ley 100, y que duró tres décadas, estaba fundamentado en base a los Servicios Seccionales de Salud (departamentales), estructuras altamente calificadas desde el punto de vista técnico y científico, con equipos de planificación de salud, epidemiología, nutrición, administración hospitalaria, entre otros, cuyo director o Jefe del Servicio Seccional era nombrado por el Ministerio de Salud de terna integrada por los mejores médicos de salud publica y gestión de salud del Departamento; obviamente estos no eran “insaciables políticos”, pues debían tener maestría o doctorado en salud pública o en otra rama de la medicina. En contraste, después de la Ley 100 se debilitaron intencionalmente las instancias departamentales y municipales; en la actualidad deben trabajar con muy pocos recursos, exigiéndoseles las mismas funciones que desarrollaban en el Sistema Nacional de Salud.   

“La tasa de hospitalización se aproxima a los estándares europeos”, dice el columnista Rudolf Hommes. No se sabe qué quiere decir con esta afirmación, pero los estándares europeos son para Europa, con un perfil demográfico muy diferente al de Colombia. Europa tiene una poblacion envejecida que demanda mayores tasas de hospitalización y, por lo tanto, sus tasas son altas, cifras con las cuales deben lidiar sus sistemas de salud por sus altos costos. Por ejemplo, España, que en 1970 contaba con una poblacion mayor de 65 años equivalente al 9.7 por ciento, para el 2010 era de 17.1 por ciento. La población envejecida requiere de más camas para hospitalización de personas de la tercera edad y se fomentan estrategias de medicina ambulatoria para disminuir la hospitalización.


Colombia, en una etapa de transición demográfica caracterizada por una población todavía joven y cuya franja mayor de 65 años es de 10.05 por ciento (Dane 2005 - 2011), no tiene por qué tener “tasas de hospitalización con estándares europeos”; deben estar muy por debajo, si lo que se pretende decir es que el sistema de salud modelo Ley 100 es bueno. Pero el concepto “tasas de hospitalización que se aproximan a los estándares europeos” está acorde con la Ley 100, que convirtió la salud de los colombianos en un negocio privado de consulta y hospitalización.


Regresando a “insaciables políticos y sindicatos” los defensores interesados en preservar la Ley 100 se refieren, según ellos, a la corrupción de sistemas anteriores. Nada más fácil de desvirtuar; si se lleva a cabo una investigación sobre los procesos civiles y penales por corrupción antes y después de la Ley 100, se puede asegurar que todos los que se iniciaron por corrupción en el Sistema Nacional de Salud en tres décadas de su existencia equivalen a los que se inician en un año de vida de la ya agónica Ley 100.


El debate sobre la Ley 100 debe ser hecho con base en información técnica y científica, como corresponde a todo lo que tiene que ver con la salud de los colombianos.  

Credito
PABLO ISAZA

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