La reforma a la salud marzo 19 de 2013 (I)

“Lo que hoy tenemos nació mal, desde un principio nació mal y es parte del problema fundamental que tenemos en el sistema y eso lo vamos a corregir de tajo”.

“Las EPS se acaban o más bien se transforman -las que quieran- en una especie de gestores, pero no van a administrar recursos. Esos recursos van a ser administrados directamente por una entidad pública que recauda y se paga directamente al hospital”. Con estas palabras el Presidente Juan Manuel Santos radicó  ante el Congreso de la República el 19 de marzo pasado la nueva ley estatutaria de lo que será el Sistema de Salud de Colombia.

Tristemente tuvieron que pasar veinte años de muertes evitables, despilfarro y pérdida de recursos por corrupción. A partir de la aprobación de la Ley 100 de 1993, siempre en contra de la opinión del cuerpo médico y de la opinión pública, la salud se convirtió en el coto de caza privado de cuanta persona, ajena al sector y sin principios éticos, quisiera entrar a sustraer recursos en beneficio propio.  El sector salud que antes de la Ley 100 solamente era motivo de algún  titular en los diarios del país por algún logro o por escasez de recursos para un hospital,  pasó a convertirse en noticia diaria de las páginas judiciales.

La Ley Estatutaria presentada, para la cual la Gran Junta Medica Nacional que agrupa a todas las asociaciones médicas trabajaron incansablemente, asesoró al gobierno en los postulados básicos que tienden a humanizar la salud de los colombianos despojándola de la intermediación financiera de las EPS, las cuales ya no manejaran más recursos y se convertirán en meras gestoras y administradoras. El dinero de la salud de los colombianos será manejado en un fondo central especial y girado directamente a los hospitales y clínicas. Se crearan regiones de salud y se dará prioridad a la atención primaria, figura que privilegia la salud de la familia en su hogar.

Los colombianos y la Gran Junta Médica han ganado una batalla, pero no la guerra. El pasado esta lleno de reformas fallidas, fracasadas por los intereses privados; estos están en todas partes y el Congreso no es ajeno a ellos. La Ley Estatutaria puede sufrir modificaciones que eliminen la pérdida de poder de las EPS, la cuales ya, por medio de su presidente (ACEMI) el ex ministro y ex director del Seguro Social Colombiano, Jaime Arias, han manifestado su rechazo a la ley presentada al congreso.  

Luego de veinte años de lo que nació mal, según palabras del Presidente Santos, queda un sector salud destruido en sus principios éticos y filosóficos: una salud comercializada y deshumanizada; un gremio médico rebajado a la categoría de asalariados de última línea; una calidad de atención medica reducida a dos miradas veloces, una al paciente para saber como se llama, y otra al computador para diligenciar lo que es importante para la EPS; corrupción a todos los niveles; recobros exorbitantes que se tasan en billones de pesos; eliminación de la actualización y educación médica; abandono de la salud publica con niveles que avergonzarían a cualquier país.

Se ha ganado una batalla, pero no la guerra y en próxima columna se explicará por qué.

Credito
PABLO ISAZA M.D.

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