El déficit de atención e hiperactividad (II)

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En columna anterior se anotaron las características y principales signos y síntomas del Trastorno de Déficit de Atención en Hiperactividad (Tdah) en cuanto a falta de atención y distractibilidad. A estos síntomas se agregan aquellos que tiene que ver con la impulsividad y la hiperactividad; son los que, al decir de los docentes y los padres, causan mayores complicaciones: el niño a menudo juega con las manos o los pies o se retuerce en el pupitre; se para del pupitre cuando debiera estar sentado; corre o brinca en situaciones en las cuales es inadecuado; tiene dificultades para jugar o participar en actividades de ocio en silencio; habla excesivamente; presenta actividad permanente como si estuviera “impulsado por un motor”; tiene dificultad para esperar el turno en juegos o situaciones de grupo; inicia respuestas antes de que se acabe de preguntar; interrumpe o se entromete en grupos o conversaciones de otros niños.

Los niños que presentan el Tdah pueden tener otros problemas de comportamiento. Es frecuente que padres y docentes pregunten si es posible que el niño pueda tener algún trastorno o manifestación adicional; la repuesta es sí; de hecho, síntomas como los del Tdah muchas veces se confunden o se presentan con otros trastornos neurológicos, biológicos y conductuales. Casi la mitad de los niños con Tdah, especialmente los varones, también tienden a padecer de lo que se conoce como “Trastorno de Desafío Oposicional”, que se caracteriza por un comportamiento negativo, hostil y desafiante; son los niños considerados rebeldes permanentes; en ocasiones, niños con Trastorno Oposicional pueden presentar trastornos de conducta caracterizados por agresión hacia personas y animales, destrucción de propiedad, engaño, hurto y serias situaciones en las que se rompen las reglas de conducta; se presenta simultáneamente en aproximadamente el 40 por ciento de los niños con Tdah.

Por otra parte una cuarta parte de los niños con Tdah presentan depresión; una cuarta parte sufren ansiedad; al menos 25 por ciento de los niños con el trastorno padecen de algún tipo de discapacidad de comunicación o aprendizaje.

¿Cuál es la explicación? ¿Por qué sucede esto? Desde el punto de vista de la anatomía y la fisiología existe una disminución importante en los mecanismos cerebrales de las regiones que controlan la atención, el juicio en situaciones sociales y el movimiento, en comparación con niños que no padecen el trastorno; los estudios biológicos también sugieren que los niños con Tdah pueden tener niveles más bajos del neurotransmisor dopamina en regiones críticas del cerebro.

¿Qué hacer frente a un niño que padece el Tdah? El tratamiento es ser multimodal y debe incluir:

Información a los familiares, profesorado y niño; apoyo psicopedagógico en el colegio; tratamiento farmacológico, si la sintomatología lo requiere y tratamiento psicológico individual, familiar y grupal. Cuando se usan medicamentos estos se deben dar por períodos perlongados.

El Tdah es un trastorno que debe ser diagnosticado a tiempo y tratado adecuadamente; de lo contrario, el niño en la adolescencia puede caer en el consumo de sustancias psicoactivas o convertirse en un delincuente.

Credito
PABLO ISAZA M.D.

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