Cáncer y glifosato (II)

Pablo Isaza Nieto

Ante la duda abstente. Esta frase podría ser el título de esta columna en relación con el cambio de nivel en la clasificación de sustancias cancerígenas, como el glifosato, por parte de Agencia Internacional del Cancer y la OMS, elevándolo a “potencialmente cancerígeno”, el segundo escalón después de francamente “cancerígeno”. La preocupación de los 17 expertos provenientes de los diferentes centros de investigación en cáncer en el mundo esta basada en estudios llevados a cabo por investigadores independientes.

¿Qué sucede al glifosato cuando penetra en el cuerpo? Una vez en contacto con el organismo humano o animal, el glifosato entra al cuerpo en el espacio de un día estando presente en las heces y la orina sin alterar su estructura. Estudios con ratas mostraron que alrededor de un tercio de una dosis de glifosato fue absorbido por los intestinos de las ratas. La mitad de la dosis fue encontrada en el estómago e intestinos seis horas más tarde y era posible encontrarlo en el organismo después de una semana. En otras palabras, el organismo que recibe el glifosato por contacto o aspersión estará intoxicado al menos por una semana mientras se sucede el proceso de eliminación.

El llamado de atención de la Organización Mundial de la salud no es nuevo. Ya en el pasado había alertado sobre los posibles efectos dañinos de los organofosforados. En otros países de América del Sur, ha surgido un debate en los estamentos de salud pública en torno a la fumigación con Roundup (glifosato) en plantaciones, a menudo efectuadas mediante fumigación aérea. Un estudio en 2010 realizado por investigadores argentinos muestra que el glifosato provoca malformaciones (defectos de nacimiento) en embriones de pollo y rana en dosis mucho menores que los utilizados en la fumigación agrícola. Las malformaciones en los embriones experimentales fueron similares a defectos del nacimiento en humanos registrados en zonas productoras de soja en países de América del Sur.

Un informe de los médicos en Argentina basado en datos clínicos reportó los siguientes efectos sobre la salud en personas expuestas a la fumigación con glifosato: aumento de la incidencia de defectos congénitos, abortos, infertilidad, cáncer, daños en el ADN (que pueden causar cáncer y defectos de nacimiento), problemas del desarrollo neurológico en niños, insuficiencia renal, problemas respiratorios y alergias.

En la década del 60 del pasado siglo, el Dr. Marcos Micolta, médico de Guamo, ya fallecido, llamó la atención sobre el aumento de casos de niños nacidos con defectos congénitos en las zonas de mayor fumigación con organofosforados del tipo del glifosato. El Dr. Micolta no tuvo eco en sus observaciones y la fumigación con organofosforados continuo. Quien esta columna escribe, siendo médico en Saldaña en 1966, recuerda haber recibido dos niños con agenesia de cerebro (sin cerebro), quienes murieron a las pocas horas de nacidos.

Los estudios muestran los daños del glifosato en la salud de los seres humanos. La obligación de médicos y científicos es demostrar estos daños con la esperanza de que sean oídos por gobernantes sensatos.

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