Los misterios de la medicina

Pablo Isaza Nieto

En 1890, un médico empírico en Honda ofrecía unas cápsulas que curaban el “coto” pero que si no se quería consumir cápsulas se le aplicaba el “bálsamo anticotal”; en poco tiempo el coto se disolvía. Otro empírico, para las “enfermedades secretas”, suponemos que eran las de transmisión sexual, formulaba un medicamento a base de un aceite proveniente del árbol amazónico copaiba al que se le agregaban “cubebas”, especia parecida a la pimienta. Además se le agregaba alquitrán “tan bueno para los flujos de las mucosas” y fierro como tónico. Según el médico esta feliz mezcla curaba las enfermedades secretas y suprimía los flujos.

¿Qué diría un medico empírico del pasado si le dijeran que trasplantar materia fecal de un individuo sano a uno enfermo es uno de los avances recientes de la medicina actual, en pleno Siglo XXI? Seguramente el empírico del 1890 rechazaría la idea por considerarla absurda. Pues bien el denominado en inglés “Fecal Microbiota Transplant” (FMT), trasplante microbiótico fecal o trasplante fecal es un proceso terapéutico por el cual se trasplantan heces y bacterias fecales de un individuo sano a uno enfermo, considerado recipiente de una nueva y equilibrada flora bacteriana.

El Trasplante Microbiótico Fecal (TMF), en español, es la restauración de la microflora del colon (colónica) mediante la introducción de la flora bacteriana saludable a través de la infusión de las heces, por enema, sonda gástrica o por vía oral en forma de una cápsula que contiene material liofilizado, obtenido de un donante sano.

Estudios han demostrado que es un tratamiento eficaz para los pacientes que padecen infección por una terrible bacteria llamada “clostridium difficile” (CDI), que produce desde diarrea hasta una enfermedad denominada colitis seudomembranosa que prácticamente destruye la mucosa del intestino grueso, el colon.

El TMF demostró ser altamente eficaces en el tratamiento del clostridium difficile inclusive superando a la Vancomicina que es el antibiótico que se usa para el tratamiento de la seudocolitis membranosa y el cual se caracteriza por su toxicidad. Además el TMF se ha utilizado experimentalmente para tratar otras enfermedades gastrointestinales, incluyendo la colitis, el estreñimiento, el síndrome del intestino irritable y afecciones neurológicas como la esclerosis múltiple.

La terapia a base de heces fecales, conocida como bacterioterapia, ha sido efectiva en el 85% y 90% de los casos en pacientes que tratados con antibióticos no han respondido a estos. Estos pacientes han mejorado con una sola fase de tratamiento con TMF. Considerado como “último recurso” por profesionales de la salud, debido a su naturaleza inusual su posición ha ido variando en la medida en que los estudios demuestran su efectividad. Pacientes con enfermedad rebelde de colitis, en un estado critico severo y con una recurrencia de la enfermedad seudomembranosa, se vieron beneficiados mediante la recepción de heces fecales por endoscopia.

Los misterios de la medicina: si las heces fecales son hoy día un excelente medicamento usado para una enfermedad compleja ¿porqué no lo pueden ser el bálsamo anticotal o el jarabe de copaiba y cubebas?

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