Ibagué, ciudad ejemplar en civismo

Pablo Isaza Nieto

Ibagué ciudad ejemplar en cultura y civismo. Sí. Pero hasta mediados del Siglo XX cuando se empezaron a deteriorar las costumbres hasta el día de hoy en donde la cultura ciudadana deja mucho que desear. En lo que es posible conocer a través de diarios del Siglo XIX y la primera mitad del Siglo XX la ciudad de Ibagué era distinguida en el país por propios y extraños debido al alto grado de educación y buenas maneras de sus habitantes. Sin distingos de clases sociales.

“Ibagué es una población enteramente excepcional entre las que componen el rico estado del Tolima. En su parte moral esta es una de las ciudades en donde se goza de más libertad, donde la sanción moral es más fuerte, sin que por esto sea caprichosa y exigente; y donde hay más pureza de costumbres. Quien quiera irse al paraíso, como Elías en cuerpo y alma debe escoger a Ibagué para gozar anticipadamente de las bienaventuranzas.

Pero sobre todo nos llama la atención una sanción para los borrachos que pudiéramos llamar la Ley de Lynch: consiste en arrojar al que es devoto del dios Baco, entre las frígidas linfas de agua de la pila de la plaza pública. Esta es una excelente costumbre digna de ser aplicada en todas las poblaciones y a buen seguro se acabarían los borrachos y disminuirían los delitos. Es un hábito moralizador que distingue a Ibagué. El pinta por sí solo el carácter de sus habitantes.” Esta visión de Ibagué fue divulgada en 1869 en el diario El Filólogo de Honda.

Quien escribió el artículo refiriéndose a los borrachos encontrados en el espacio público y que eran arrojados a la pila de la plaza se referían con la aplicación de la Ley de Lynch al revolucionario de la independencia de los Estados Unidos Charles Lynch en 1780, se tomó la justicia por su mano y ejecutó sin juicio a un grupo de personas leales al Rey. A esto se refiere el cronista con la alusión de la Ley de Lynch de donde viene la palabra “linchamiento” a pesar de que es motivo de discusión si Charles Lynch fue el revolucionario en mención o un inglés también de apellido Lynch quien en 1687 para suprimir la piratería colgaba a cada pirata que detenía.

Volviendo a Ibagué las sanciones establecidas eran el camino para que los remisos a entender cumplieran lo establecido en el Código Policía del Estado Soberano del Tolima. En 1862, quien fuera encontrado borracho en el espacio público tenía que pagar dos días de encierro y cincuenta centavos de multa; si era por segunda vez el encierro era por seis días y la multa de cinco pesos.

La educación primaria y secundaria tenían como fin ‘’formar seres útiles a la familia, a la sociedad y a la patria, que sean correctos en el modo de portarse, de buen carácter, de voluntad para obrar siempre el bien, de modo que lleguen a ser personas respetables y respetadas en la sociedad’’.

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