La testosterona

Pablo Isaza Nieto

La testosterona es la hormona masculina por excelencia. La sola mención de la palabra testosterona se asocia con virilidad, seguridad, agresividad y por qué no, machismo. Y la asociación no está del todo equivocada.

La testosterona, un esteroide, es una hormona que se produce en los testículos, en unas células denominadas de Leydig, llamadas así por ser el investigador Franz Leydig, anatomista, quien las describió en 1852. La testosterona es la responsable de proporcionar al hombre sus características masculinas como el tracto reproductivo, la producción de espermatozoides (espermatogénesis) y características secundarias como la barba.

Las investigaciones del Dr. Leydig fueron posibles gracias a la creación del lente acromático de los microscopios. Esto le permitió estudiar muchos tejidos del organismo, entre ellos los constitutivos de las células productoras de la testosterona. En la mujer la testosterona se produce en mucha menor cantidad que en el hombre, en los ovarios y las glándulas suprarrenales.

En la Alemania nazi, dos doctores, Adolf Butenandt y Leopold Ruzicka, sintetizaron la hormona testosterona usando para ello diez mil litros de orina. Se conoce que la inyectaron a los soldados alemanes para hacerlos más agresivos en la batalla. También para ganar en justas deportivas. Hoy en día la testosterona, que es un esteroide, está prohibida en los deportes.

A la testosterona, que en ocasiones tiene mala fama, son atribuidas la agresividad, el comportamiento impulsivo y la exagerada conducta sexual. Se dice que un hombre agresivo tiene una intoxicación de testosterona. Tras investigaciones recientes parece demostrarse que no es así y que, por el contrario, la testosterona puede ser la hormona de la ecuanimidad. También se dice que la testosterona es la hormona de la competividad. Tampoco es así, las mujeres pueden ser tan o más competitivas que el hombre con sus bajos niveles de testosterona. En fin, como todas las hormonas del organismo tiene de bueno o de malo cuando no se encuentra en los niveles normales en sangre.

La testosterona vuelve a ser objeto de investigaciones con fines clínicos y terapéuticos. Se sabe que bajos niveles de testosterona se asocian a enfermedad cardiovascular, disfunción sexual, debilidad y problemas de movilidad. Esto sucede preferencialmente en las personas de edad. La revista médica New England Journal of Medicines publicó un artículo sobre los resultados del tratamiento de personas mayores con estos síntomas y a los cuales se les encontraron bajos niveles de testosterona en sangre. Se incluyeron en el estudio 790 hombres mayores de 65 años a los cuales se les aplicó testosterona en gel.

Los resultados en cuanto a la disfunción sexual, el tratamiento con testosterona aumentó la actividad y el deseo sexual, así como la disfunción eréctil. El estado físico mejoró; también la vitalidad y el estado de ánimo. Los participantes manifestaron sentirse mejor con el tratamiento.

Los investigadores recomiendan que el tratamiento con testosterona gel debe ser cuidadosamente vigilado por el médico. No se trata de pedirlo en la farmacia como si fuera un bloqueador solar.

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