Policías que salvan adictos a drogas ilícitas

Pablo Isaza Nieto

En una ciudad de la cual diremos su nombre al final de esta columna, pero que a futuro podría ser Ibagué o cualquier otra ciudad grande, mediana o pequeña de Colombia, en la sede de la policía se lee un aviso que dice: “Para los adictos y sus amigos, familias y cuidadores. Eres adicto a la heroína, opiáceos u otras drogas? ¿Sabes de alguien que es adicto? Es el momento para obtener ayuda.

El Departamento de Policía de esta ciudad ha creado un revolucionario y nuevo programa destinado a ayudar a los adictos que necesitan apoyo en vez de esposarles las manos. ¿Cómo funciona?

Si un adicto entra en el Departamento de Policía y pide ayuda, un oficial lo llevará al Hospital, donde serán valorado y orientado y guiado en procedo de desintoxicación y recuperación. Nos hemos asociado con más de una docena de centros de tratamiento adicional para asegurar que nuestros pacientes reciban la atención y el tratamiento que merecen, no en días o semanas sino inmediatamente.

Si tienes drogas o instrumentos (parafernalia) tú los traes o te desharás de ellos. Tú no será arrestado. No se te acusará ni imputará un crimen. No serás encarcelado. Todo lo que tienes que hacer es venir a la comisaría y pedir ayuda. Estamos aquí para hacer eso”.

El programa creado por iniciativa de la Policía no pondrá preso a ningún drogadicto que entra en la estación de Policía o la comisaría y trae su equipo de droga (agujas, etc.) o drogas y pide ayuda. En lugar, al adicto se le guía a través del sistema de desintoxicación y recuperación conjuntamente con ayuda médica y voluntarios, el programa los llama “Ángeles”, que en forma rápida son evaluados y se inicia el tratamiento.

El grave problema de las drogas es que ahora está derivando hacia el consumo de “pepas” que no son otra cosa que medicamentos que se prescriben para el dolor y cuya base es el opio, medicamentos opioides. Este tipo de adicción lleva rápidamente al uso de heroína inyectada en forma intravenosa. El paso siguiente es contraer enfermedades como el Sida por el uso y rehúso de jeringas. En todo el mundo el uso de “pepas” se ha convertido en una epidemia con la colaboración de médicos y farmaceutas corruptos que proporcionan las drogas con el disfraz de prescripción médica. El uso de “pepas opioides” se ha cuadruplicado entre el 1999 y 2013 en países como Estados Unidos, con incremento de muertes por sobredosis, especialmente entre la población joven.

Promesa cumplida: la ciudad se llama Gloucester, en el estado de Massachusetts, Estados Unidos, y la Policía se muestra orgullosa de su programa el cual está siendo observado por otros estados y ciudades. El creador de la idea es el jefe de Policía Leonard Campanello, quien manifiesta que su programa puede salvar muchas vidas.

¿Podríamos leer en un futuro un aviso similar al de la Policía de Gloucester en Ibagué o en otra ciudad de Colombia grande, mediana o pequeña?

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