La cirugía cosmética como problema de salud pública

Pablo Isaza Nieto

La cirugía cosmética se ha convertido en un problema no solo de salud pública sino, también, en ocasiones, en un problema con características penales. Es necesario hacer una aclaración: la cirugía cosmética, la que apunta a intervenir con fines cosméticos determinadas áreas del cuerpo humano, es un componente de la cirugía plástica y reconstructiva. En los medios de comunicación se da el nombre de plástica a lo que en realidad es cosmético. Es esta cirugía cosmética es la que ha desatado polémica nacional por intervenciones y resultados nefastos que han arruinado la vida de muchas personas, preferentemente mujeres.

Desde el año 1000, la rinoplastia era común debido a la bárbara costumbre de cortar las narices y el labio superior a los enemigos. En el siglo XVI, Gaspare Tagliacozzi, conocido como el ‘Padre de la cirugía plástica’, reconstruía las narices de quienes en duelo la perdían o mutilaban parcialmente utilizando piel de la parte superior del brazo.

Cada año los cirujanos plásticos y reconstructivos mejoran las vidas de millones de pacientes con malformaciones congénitas (tales como labio leporino y paladar hendido); heridas desfigurantes, mordeduras de animales y heridas por quemaduras profundas, así como de quienes requieren de reconstrucción tras una cirugía por cáncer u otras condiciones.

Así mismo cada año, en el mundo millones de mujeres y hombres se someten a cirugías cosméticas. Estas incluyen liposucciones, rinoplastias, aumento o reducción de senos, blefaroplastias (párpados), Bótox, depilación por láser, microdermoabrasiones, procedimientos de reconstrucción de genitales femeninos que incluyen rejuvenecimiento vaginal; himen artificial con un colorante semejante a la sangre, comercializado en China, que se puede insertar 30 minutos antes del coito dando la apariencia de virginidad.

¿Por qué una persona sana se somete a una cirugía, en este caso cosmética? Las razones son múltiples y solo mencionaremos algunas de ellas: temor al envejecimiento; deseo de disminuir las desagradables sensaciones de depresión, vergüenza o ansiedad social por lo que se cree feo en el cuerpo; el anhelo de ser admirada o admirado; esperanza de mostrar una apariencia que supuestamente será exitosa personal y profesionalmente; presión del cónyuge, y presión de los medios de comunicación sobre estilos de belleza.

Encuestas demuestran que el 20 por ciento de las mujeres y el 10 por ciento de los hombres están inconformes con su cuerpo. Son potenciales clientes de la cirugía cosmética.

No solo en Colombia sino en el mundo la cirugía cosmética se ha convertido en un problema de salud pública. El incremento de muertes durante la cirugía o por causa de la anestesia, y de complicaciones y secuelas postoperatorias, no solo agrava los presupuestos familiares; también indirectamente los del Estado. Proliferación de seudoespecialistas y “esteticistas” y un sistema de salud comercializado configuran en real problema de salud. Si a esto se agrega la ausencia de normatividad, el resultado es un amplio mercado al que ingresan profesionales calificados y no calificados, además de personas sin idoneidad. Frente a este grupo de actores se encuentra una gran masa de personas ansiosas, ingenuas e insatisfechas consigo mismas.

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