Los horrores de la guerra

Pablo Isaza Nieto

“Es muy difícil de creer, de saber que lejos de allí, lejos de casa, hombres murieron sin piedad. La destrucción de los hombres, como bestias, ya sea un inglés, un francés, un alemán o de cualquier otra nacionalidad es un crimen en la marcha de la civilización”.

Con estas palabras, la escritora inglesa, Vera Brittain, quien vivió la Primera Guerra Mundial, 1914-1918, desempeñándose como enfermera en el frente de guerra, se refiere a los horrores de la conflagración.

En el campo de batalla cuidó soldados heridos en Inglaterra, Malta y Francia. En Francia, vio el sufrimiento de hombres a su cuidado que eran prisioneros de guerra alemanes. Reconoció un absurdo trágico y terrible: ella estaba trabajando arduamente para salvar vidas alemanas, mientras su hermano y su prometido, en el frente, estaban tratando de destruirlas. Vera comprendió que no había nada noble y justo en la guerra. Su hermano Edward y su prometido Roland murieron en 1918.

“He perdido a un hermano, Edward, en la guerra y a mi novio. No hubo ningún mensaje final para ellos, sólo dolor y una muerte indigna y sucia. Sostuve la mano de soldados ingleses y sostuve la mano de un soldado alemán antes de morir. Su dolor era el mismo dolor, su sangre, la misma sangre, nuestro dolor inglés es el dolor de cientos y miles de mujeres alemanas. Las madres, hermanas, mujeres, enviamos a nuestros hombres a la guerra. He luchado y convencido a mi padre para dejar que mi hermano fuera a la guerra. Porque pensamos que era lo correcto, lo honorable, pero yo me pregunto ahora ¿tenía razón? ¿No existe otra manera de solucionar las cosas? Los perdí a ambos, hermano y prometido. Tal vez sus muertes solamente tienen significado si nos unimos ahora y decir que ¡No! ¡No a la matanza! ¡No a la guerra! ¡No al interminable ciclo de venganza!”.

Finalizada la guerra, Vera Brittain nunca olvido los sufrimientos de la contienda y se convirtió en una de las mujeres líderes del pacifismo en Europa. Puso sus esperanzas en un futuro sin guerras colaborando con las Naciones Unidas. Escribió varios libros, el más famoso, “Testament of Youth”, testamento de juventud, publicada en 1933, una autobiografía de su vida y sus experiencias de guerra. Los campos desolados, las barracas habilitadas como quirófanos para amputar miembros de combatientes, las curaciones a piel quemada por el gas mostaza y finalmente los lamentos de muerte.

En su publicación Cartas a los Amantes de la Paz escribió: “La guerra traerá sufrimientos sobre todo a los civiles. Aumentará el deseo de venganza, incluso si ganamos la guerra, el odio nos hará perder la paz”.

Vera Brittein murió en 1970 después da haber sido la voz femenina de la paz. Sus palabras resonaron por mucho tiempo en las conciencias de quienes llevaron al mundo a una de las peores guerras de la humanidad, la primera Guerra Mundial entre 1914 y 1918.

¡No a la matanza, no a la guerra, no al interminable ciclo de venganza!

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