Psicología del terrorismo

Pablo Isaza Nieto

Cada vez que sucede un acto terrorista, en cualquier parte del mundo, surge la pregunta: ¿por qué? ¿Quién puede proceder de esta manera? Las respuestas pueden ser muchas, ya que el terrorismo no obedece a una sola causa. El terrorismo es el uso máximo de la violencia en su peor forma. La violencia del terrorismo, como todas las violencias, es causada por una compleja interacción de factores biológicos, sociales, de medio ambiente, cognitivos y emocionales que concurren en un momento determinado. Algunas causas serán más determinantes que otras en unas personas y diferentes en otras.

La violencia intrafamiliar, germen de violencias mayores, que puede ser causada por el alcoholismo del padre, involucra a un grupo reducido de personas. La violencia terrorista o de la guerra es causada por razones políticas, ideológicas, económicas o religiosas e involucra un mayor número de personas y aun a comunidades enteras.

La violencia sucedida en el hogar, así como la presentada durante una riña callejera es una violencia impulsiva. El autor de este tipo de violencia generalmente se caracteriza por rasgos de personalidad agresiva, que a su vez pueden provenir de algún trastorno mental como la personalidad límite o psicopática; si en su infancia fue testigo de violencia repetida en el hogar y en el medio en donde vive, la violencia queda incorporada a su aprendizaje para la vida.

Por el contrario, la violencia terrorista es a menudo deliberada, no impulsiva. Es pensada, planeada, estratégica e instrumentada; está ligada y justificada por un componente ideológico por ejemplo político o religioso, con unos objetivos definidos y casi siempre involucra a un grupo de partidarios y de actores múltiples.

¿Son los individuos caracterizados por una violencia impulsiva los autores de la violencia terrorista?

Las investigaciones han demostrado que no necesariamente. La mayoría de las personas que tienen actitudes violentas y muchos factores de riesgo en general nunca participarán en actos de terrorismo. Por el contrario, muchos terroristas conocidos, incluidos algunos dirigentes de los ataques a las Torres Gemelas en Nueva York, no tenían factores de riesgo ni personalidades violentas en general, aunque se estaban preparando activamente para participar en actos de terrorismo. Al parecer lo mismo sucedió en el reciente atentado en Niza, Francia.

Aquí vienen las complejidades del terrorismo y sus posibilidades de prevención y control. Los mecanismos causales y explicativos de la violencia impulsiva no se pueden utilizar para explicar la violencia terrorista.

En el actor terrorista actúan dos factores: el primero el factor emocional, el deseo, el impulso y la incitación a la acción. El segundo factor, la vulnerabilidad, que se refiere a la susceptibilidad de sucumbir a los llamados persuasivos de grupos ya sean políticos o religiosos.

¿Cómo identificar, con anterioridad, al individuo, “lobo solitario” sin rasgos específicos, aparentemente no ligado a grupos políticos o religiosos, que decide cometer un acto solitario a nombre de un grupo?

¿Es esta la Tercera Guerra Mundial? Tecnología, drones y robots contra lobos solitarios. Si la guerra se trata de causar víctimas en bandos diferentes, es posible que así sea.

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