La ciencia y la homosexualidad

Pablo Isaza Nieto

El término “homosexualidad” fue acuñado a finales del siglo XIX por un psicólogo alemán, Karoly María Benkert, quien en 1868, en una carta enviada al psicólogo Karl Heinrich Ulrichs, Kertbeny, también alemán y estudioso de la sexualidad, utiliza la palabra “Homosexualisten” (“homosexuales”), que deriva del griegos homos, (“lo mismo”) y la raíz latina “sexualis”.

Por desconocimiento, muchas personas creen que la orientación sexual (homosexualidad y heterosexualidad) está determinada por la educación y las condiciones sociales. Sin embargo, existe un gran número de estudios por los que se indica que los factores prenatales tienen una influencia importante en esta función crítica de la sexualidad humana. La orientación sexual es un rasgo de diferenciación entre hombres y mujeres; más del 90 por ciento de los hombres son atraídos a las mujeres y viceversa.

Así, la mayoría de las personas son atraídas sexualmente por personas del sexo opuesto: son heterosexuales. Sin embargo, hay una minoría significativa, (tres a 10 por ciento, según estimaciones) de hombres y mujeres que se sienten exclusivamente atraídas por individuos de su propio sexo: son homosexuales.

La homosexualidad ha sido estudiada por científicos del campo de la genética, la medicina y la psicología entre otras disciplinas científicas. Con el advenimiento de la genética y el conocimiento del genoma humano se han llevado a cabo múltiples estudios que se aproximarían a un conocimiento mejor del significado de la atracción entre seres del mismo sexo. A partir de los años 90 del pasado siglo, ha habido un aumento en el interés por la investigación biológica en la orientación sexual. La razón no parece ser otra que la utilización de nuevos conocimientos y tecnologías en este campo. Probablemente existe cierta contribución genética a la homosexualidad. Los investigadores explican que no es tan fácil como decir “tal o cual gen conlleva a la homosexualidad”. Parecería que hay un número mayor de genes involucrados.

¿Existe evidencia de fundamentos biológicos en la orientación sexual? Hay partes del cerebro que se activan más o menos según se sea hombre o mujer. Sorprendentemente, en hombres homosexuales los patrones de activación se parecen más a los de las mujeres y se diferencian de los que se encuentra en hombres heterosexuales. Por lo tanto, lo que sugiere esta activación es que existe una base biológica. Hay algo, un “algo biológico”, que ha cambiado el cerebro, probablemente durante el desarrollo en la gestación de hombres gay y mujeres lesbianas, que hace su cerebro sea anatómicamente diferente y por lo tanto funciones en forma diferente.

Durante el embarazo, los esteroides (hormonas) prenatales, incluyendo la testosterona, pueden organizarse y actuar de manera diferente; estas diferencias indican que personas homosexuales fueron, en promedio, expuestos a condiciones hormonales anormales durante la gestación. Las condiciones de cambios hormonales significativos durante la vida embrionaria a menudo resultan en un aumento de la incidencia de la homosexualidad.

Resumiendo, es un hecho que los genes contribuyen a la orientación sexual. Sin embargo, otros múltiples factores desempeñan un papel importante, incluyendo los niveles de hormonas a los que un bebé está expuesto en el útero.

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