Suicidio y juego de ‘La ballena azul’

Pablo Isaza Nieto

Cerca de 800 mil personas mueren por suicidio cada año y hay muchos más que intentan suicidarse. Por lo tanto, muchos millones de personas son afectadas o experimentan un duelo suicida cada año. El suicidio se produce a lo largo de la vida y es la segunda causa principal de muerte entre los niños y jóvenes de 14 a 29 años en el mundo. Según datos de la Organización Mundial de la Salud, el suicidio en jóvenes entre 14 y 24 años es un grave problema de salud.

Los años de la adolescencia son un período en el que los jóvenes de ambos sexos se enfrentan a las dificultades de la transición a la edad adulta. Es un periodo confuso, en que la tendencia de algunos adolescentes es aislarse de la familia y de sus compañeros.

Las señales más llamativas de suicidio en un adolescente son la depresión, la baja autoestima y una exagerada autocrítica. Algunos adolescentes hablan o escriben sobre sus pensamientos suicidas. Esto debe tomarse en serio y no debe ser ignorado pensando que es una etapa pasajera. Cualquier intento de suicidio previo es una señal de alarma y un claro grito de ayuda que exige respuestas antes de que sea demasiado tarde.

Los adolescentes son un grupo vulnerable susceptible de ser influenciado. Las redes sociales son el primer nivel de información de los jóvenes en el mundo actual.

A partir de una serie de suicidios en Rusia a partir de 2016, se han tratado de establecer relaciones entre el suicidio de jóvenes y el juego ‘La ballena azul’. Según información de medios de comunicación de Rusia y de algunos países de Europa, el juego está constituido por un grupo en línea, red social, en el que los participantes deben superar “tareas diarias” que el administrador del grupo asigna. Deben ser completadas en 50 días. Incluyen autolesionarse, ver películas de terror y despertarse a horas inusuales, pero éstas gradualmente se hacen más extremas. Se dice sin que esto haya sido comprobado que en el día 50, quienes controlan el grupo instruyen a los jóvenes a suicidarse.

Cierto o no, las autoridades rusas están investigando por lo menos 130 suicidios en adolescentes entre noviembre 2015 y abril de 2016, quienes eran miembros de los mismos grupos y vivían en familias estables. Dos niñas de 15 y 16 años se arrojaron desde el tejado del piso 14 de un bloque de apartamentos. Una niña suicida anotó en su diario “Fin”, con el dibujo de una gran ballena azul. Otra niña de 14 años se arrojó bajo un tren en marcha. En Ucrania, la Policía logró salvar un joven que pretendía saltar desde la cornisa de un edificio. Recientemente se abrieron tres casos penales de incitación al suicidio de colegialas a través de los grupos de medios sociales.

El objetivo principal de esta columna, con información proveniente de medios europeos creíbles, es dar a conocer un hecho que puede llegar a afectar a nuestros adolescentes.

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