La falsificación de medicamentos

Pablo Isaza Nieto

Según recomendación de la Organización Mundial de la Salud los medicamentos deben cumplir estándares de calidad, seguridad y eficacia. Sin embargo, la calidad de estos productos es una preocupación de salud pública importante. “La ilegítima fabricación, distribución, amplia disponibilidad y uso indiscriminado de productos médicos de baja calidad, con falsos etiquetados, falsificados o de imitación tienen graves consecuencias en salud pública”.

La falsificación de medicamentos presenta un riesgo en todo el mundo y requiere de respuestas preventivas eficaces. La falsificación consiste en la adulteración de las características de un producto farmacéutico no considerando en forma deliberada los procesos regulatorios legalmente instituidos. Incluso si contienen los ingredientes adecuados, medicamentos que se han producido en circunstancias no reguladas son con seguridad peligrosos.

Medicamentos de marcas y genéricos pueden ser falsificados y vendidos con fines de enriquecimiento ilegal. El objetivo es no cumplir con requisitos de investigación, regulación y aprobación para lograr un mayor beneficio. Debido a los avances tecnológicos cada vez es mas difícil reconocer cual es medicamento falsificado. El paciente que ha adquirido un medicamento falsificado no sabe si los ingredientes activos están presentes o no o se encuentran en menor cantidad. El riesgo se aumenta sustancialmente si la adquisición del medicamento se hace por internet. Esto es mayormente válido con supuestos “milagrosos” medicamentos que se promocionan en las redes de internet. La OMS recomienda usar medicamentos solamente formulados por el médico en su consulta.

Otra de las avenidas del medicamento falsificado es la automedicación o la sugerida en droguerías y farmacias por personas ajenas a la profesión médica. Muchas más personas mueren o sufren enfermedades innecesariamente prolongadas debido al consumo de los medicamentos falsificados.

En el mundo cerca del 15 por ciento de los medicamentos que se expenden son falsificados. Uno de cada diez medicamentos que se consumen en el mundo es falsificado. En países de África un estudio encontró que el 50% de los medicamentos utilizados contra la malaria eran adulterados. Lamentablemente Colombia figura entre los diez países con mayor número de falsificaciones. Uno de cada cuatro medicamentos es falsificado, según el Instituto de Seguridad Farmacéutica.

Inclusive en los países más avanzados como Canadá, integrantes de la Unión Europea y Estados Unidos el fraude ingresa a la cadena legal de medicamentos. En los países menos desarrollados con pocas posibilidades de control y políticas laxas es posible que cinco de cada diez medicamentos sean falsificados.

La falsificación de medicamentos es un delito oportunista que se aprovecha de los controles débiles. Por otra parte, la corrupción permite la fabricación, comercio y distribución de medicamentos falsificados; a menudo se soborna a funcionarios cómplices con los ingresos del ilícito negocio farmacéutico. Los delincuentes intencionalmente ponen precio a productos falsificados ligeramente inferior de drogas legítimas con el fin de garantizar su cuota en el mercado.

En la mayoría de países el crimen de la falsificación de medicamentos está considerado un delito mayor. Las incautaciones se triplicaron en Brasil y condujo a 1.900 arrestos en China durante 2016.

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