Estrés postraumático en militares

Pablo Isaza Nieto

En diversos foros académicos el cuerpo médico y la Asociación de Salud Publica han llamado la atención sobre la incidencia y la prevalencia de Trastorno de Estrés Postraumático (TEP) en víctimas del conflicto armado, así como en miembros de las Fuerzas Armadas. A este respecto El Espectador, en su edición del 23 de agosto, trae un artículo sobre esta patología psiquiátrica narrando la experiencia de un soldado profesional diagnosticado con el síndrome. “Rara vez puede dormir más de cuatro horas seguidas. Las pesadillas lo llevan a despertarse sobresaltado buscando su fusil o a correr del pequeño apartamento que comparte con su compañera y sus tres hijas. Tiene problemas para vivir el día a día y le cuesta conservar un empleo. No soporta las multitudes ni el contacto físico con los desconocidos, por lo que solo puede usar el transporte público en las madrugadas. Se irrita con facilidad y debe estar alejado de la gente cuando siente que se acerca un ataque de pánico”.

El estrés postraumático (EPT) es una condición psiquiátrica compleja. Según la Organización Mundial de la Salud, criterios CIE-10, surge como respuesta tardía o diferida a un acontecimiento estresante o a una situación, breve o duradera, de naturaleza excepcionalmente amenazante o catastrófica, que causarían por sí mismo malestar generalizado en casi todas las personas. En esta condición psiquiátrica un evento, revivido una y otra vez a través de sueños o alucinaciones, produce pensamientos y sentimientos negativos, hipervigilancia, irritabilidad y otros cambios de comportamiento que muchas veces impiden una vida productiva.

Un estudio publicado en la revista American Medical Journal informa sobre la alta incidencia de problemas mentales en soldados norteamericanos y en general en militares que regresaron de la invasión a Irak. Según el reporte, los síntomas se presentan preferencialmente seis meses después del retorno a casa. Las cifras son alarmantes. Uno de cada cinco soldados en el servicio activo presentó desarreglos en su conducta y debió ser atendido por psiquiatras y psicólogos. Lo grave es que la mitad de los que ya no están en combate deben acudir los servicios de salud mental periódicamente.

Las principales patologías identificadas por los psiquiatras y psicólogos fueron conflictos interpersonales generales, depresión y problemas de alcohol y drogas. Incremento en los conflictos interpersonales en especial en la familia; riñas y altercados con la esposa, que iban de 3.5% en el primer examen hasta 14% a los seis meses. Divorcios y ambientes familiares negativos para la crianza de los hijos. Según el artículo, es posible que 24 mil miembros de las Fuerzas Armadas estén sufriendo de TEP. En otras palabras, significa que número importante de militares, despues de un conflicto que duró 50 años, estarían viviendo con insomnio, pesadillas, alucinaciones, problemas para conseguir empleo, propensión a la violencia, mayores probabilidades de suicidio, abuso intrafamiliar, drogadicción y alcoholismo.

Los servicios de salud del país deberán estar capacitados para atender adecuadamente la población diagnosticada con TEP.

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