Tango y corrupción

Pablo Isaza Nieto

En 1934 el poeta y compositor Enrique Santos Discepolo escribió la letra y la música de uno de los tangos más famosos y conocidos: ‘Cambalache’. Al decir de conocedores de la música del Río de la Plata, Discepolo “escribió esto como una queja de la sociedad Argentina de la década de 1930: ¿habrá pensado que esa queja sería eterna en nuestro país, y en el mundo”? “Es el viejo y nuevo testamento de la realidad moral del mundo. No se conocen las palabras, respeto vergüenza, moral solidaridad, decencia”. “Su letra describe la triste realidad de ayer, de hoy y de siempre. Sufrimos todos los males en este ‘Cambalache’, plaga de deshonestos, sinvergüenzas y delincuentes”.

Una aparte de la letra dice: “El que no llora no mama y el que no afana es un gil”, léase, el que no llora no mama y el que no roba es un tonto. Fue interpretado por numerosos cantantes de la época. El primero que lo grabó fue Ernesto Fama, en 1935, con el acompañamiento de la orquesta de Francisco Lomuto. También fue interpretado por Roberto Goyeneche y por Julio Sosa, cantante uruguayo muerto trágicamente en un accidente de tráfico en 1964; Sosa cantó ‘Cambalache’ muchos años despues de haber sido compuesto. Existe una deplorable interpretación de Julio Iglesias con aire de bossa nova y bolero y no de tango. Lo cantaron Juan Manuel Serrat y Miguel Sabina con mejor suerte. También el cantante venezolano Alfredo Sadel.

‘Cambalache’ fue prohibido por todas las dictaduras militares argentinas desde 1943. Al respecto se crearon comisiones para “salvaguardar la decencia y la pureza del idioma”.

El tango ‘Tormenta’, también de Santos Discepolo, es una queja a Dios que dice: “¡Dios! busco tu nombre.../No quiero que tu rayo/me enceguezca entre el horror,/porque preciso luz/para seguir.../¿Lo que aprendí de tu mano/no sirve para vivir?/Yo siento que mi fe se tambalea,/que la gente mala, vive/¡Dios! mejor que yo.../Si la vida es el infierno/y el honrao vive entre lágrimas,/¿cuál es el bien.../del que lucha en nombre tuyo,/limpio, puro?... ¿para qué?.../Si hoy la infamia da el sendero./No quiero abandonarte, yo,/demuestra una vez sola/que el ladrón no vive impune”.

Pero no es el único tango compuesto por Santos Discepolo. Como queja social compuso ‘Cambalache’ y ‘Tormenta’. Como queja de amor escribió el tango ‘Uno’, con estrofas tan bellas como “Uno busca lleno de esperanzas/el camino que los sueños prometieron a sus ansias/sabe que la lucha es cruel y es mucha/ pero lucha y se desangra/ por la fe que lo empecina/Uno va arrastrándose entre espinas/y en fan de dar su amor/sufre y se destroza, hasta entender/que uno se ha quedado sin corazón”.

Santos Discepolo fue un compositor intérprete del sentimiento popular. Filósofo popular lo llamó el escritor argentino Ernesto Sábato. Su canto sigue hoy vigente. En la Colombia de hoy diríamos con Santos Discepolo “Vivimos revolcados en un merengue/y en un mismo lodo todos manoseados”.

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