Los Tres Reyes Magos

Pablo Isaza Nieto

Figuras representativas de las navidades, pero también de todo lo relacionado con la vida de Jesús de Nazareth vuelven cada año a la mente de las personas del mundo occidental y aún del oriental. De estas figuras, por supuesto fuera de Jesús, María y José para el momento del nacimiento de Jesús en la modesta aldea de Belén, se encuentran los Tres Reyes Magos, cuyo origen y características se debaten todavía entre historiadores del cristianismo y especialmente de la vida de Jesús. Según historiadores desde los de la antigua Roma, realmente no sabemos los nombres de los magos porque la Biblia no nos lo dice. De hecho, la Biblia no dice cuántos sabios visitaron a Jesús. Sin embargo, la tradición oral dice que los tres sabios que vinieron a buscar y honrar al niño Jesús se llamaban Gaspar, Baltasar y Melchor.

Los tres sabios, también conocidos como magos, eran hombres que pertenecían a varias clases educadas. La controversia vine por el uso de la palabra “magos” cuyo origen podría identificarse con la palabra sabio; la palabra sabio viene de la misma raíz. Pero estos sabios no eran magos en el sentido moderno de intérpretes de prestidigitación. Eran nobles de nacimiento, educados, ricos e influyentes. Eran filósofos, los consejeros de los gobernantes, eruditos en toda la sabiduría del antiguo Oriente. Los sabios que vinieron en busca del hijo de Dios no eran idólatras; eran hombres rectos e íntegros. Los tres sabios, también conocidos como magos, eran hombres que pertenecían a varias clases educadas. Los sabios que vinieron en busca del hijo de Cristo no eran idólatras; eran hombres rectos e íntegros según se conoce en la tradición. Aparentemente habían estudiado las Escrituras Hebreas y encontraron allí una clara transcripción de la verdad. En particular, las profecías mesiánicas del Antiguo Testamento deben haber llamado su atención, y entre ellas encontraron las palabras de Balaam: “De Jacob saldrá una estrella; de Israel se levantará un cetro”. Ellos conocían la profecía de Miqueas: “Pero tú, Belén Efrata, aunque eres pequeña entre los miles de Judá, de ti saldrá el que gobernará Israel”. Conocían y entendían la profecía del tiempo de Daniel con respecto a la aparición del Mesías y llegaron a la conclusión de que Su venida estaba cerca. La tradición de que había tres sabios surgió del hecho de que la Biblia menciona tres dones, incienso, oro y mirra según Mateo. Sin embargo, la Biblia no dice cuántos sabios hicieron el viaje para ver al niño Jesús. La idea infundada de que ellos también eran reyes vino de las profecías de Isaías.

Varios reyes en el mundo antiguo consultaban frecuentemente a estos hombres debido a su habilidad para interpretar presagios, señales y las estrellas. El advenimiento de un rey de los judíos llevó a estos sabios a conocer en su cuna al Mesías que gobernaría Judá.

Muchos sabios enviados de reyes eran consejeros que quedaron para la posteridad como los Tres Reyes Magos.

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