Algo hacemos mal

Ismael Molina

Las noticias que la Ocde presentó esta semana ponen de presente que Colombia es el país miembro de esa institución internacional con el mayor nivel de desempleo, 21,4%, frente al promedio de la entidad que es de 8,4%. Tal diferencia no es el producto de que el resto de países no hayan sufrido los embates de la pandemia, es el resultado de políticas macroeconómicas diferentes a las aplicadas en nuestro país.
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El desempleo es el producto de una reducción en la actividad económica del sector real, donde los ingresos obtenidos no compensan los costos laborales y de inversión en que se ha incurrido para la creación del puesto de trabajo específico. La política macroeconómica debe reconocer que parte substancial de sus preocupaciones está ahí, como lo señaló en su momento John M. Keynes, al punto que su más importante obra lleva por nombre “La Teoría General del Empleo, el Interés y El Dinero”, con la cual se inauguró la teoría y práctica macroeconómica. Pero esa preocupación por el empleo se ha diluido en el tiempo y hoy en día, nuestros ministros de hacienda se han olvidado de él y ponen todo su intelecto en el manejo monetario y fiscal, y por eso, su discurso y sus políticas solo se reflejan en el manejo de los impuestos o en el control de la inflación y en la salud del sistema financiero.

La escandalosa cifra de desempleo en el país no se acompañó de pronunciamiento alguno por parte del alto gobierno sobre la forma de combatirlo. El Presidente en su ya habitual aparición televisiva de las 6 de la tarde, ha tenido mucha cautela cuando trata el tema y solo lo hace superficialmente. ¿Por qué no se ha definido una política de emergencia para recuperar y proteger el empleo productivo en el país? ¿Por qué no se han destinado recursos específicos para ese fin? ¿Si, como ha señalado el señor ministro de hacienda se han destinado 117 billones de pesos para enfrentar la emergencia del coronavirus, no se conoce con claridad los recursos destinados a una política pública y de emergencia para enfrentar el desempleo? ¿Por qué ha sido más importante la salud del sistema financiero que la salud total del aparato productivo nacional?

La política macroeconómica se olvidó del empleo y de la economía real y el resultado se puede comprobar: somos el país con el mayor nivel de desempleo entre los asociados a la entidad que promueve las mejores prácticas económicas en el mundo. Dicho de manera coloquial, estamos en la cola y como van las cosas, no solo nos mantendremos en ella, sino que no tomaremos otras opciones, pues como reiteradamente lo explícita el Gobierno nacional, el manejo económico ha sido impecable. Claro que no dice para quién.

Un segundo dato que entrega la Ocde es que nuestro país será, en términos porcentuales al tamaño de su economía, el país en donde se destruirá la mayor cantidad de empleos productivos durante el presente año. Esa situación hará que el proceso de recuperación económica sea más lento y, por tanto, lo niveles de desempleo tiendan a mantenerse elevados. Frente a esta realidad no será justo y lógico que se busquen alternativas al “buen” manejo macroeconómico y que miremos a nuestros socios para ver qué han hecho bien para controlar el desempleo, que nosotros no lo logramos?

Los sectores llamados a liderar la recuperación del empleo son los sectores de obras públicas y construcción urbana, pero ¿ha hecho lo necesario el Gobierno nacional para que los proyectos contratados se ejecuten y aporten para la reducción del desempleo? Los datos del ministerio de transporte y obras públicas cuentan una historia de retrasos y renegociaciones de contratos viales en el país que no parece el sector llamado a resolver el problema, más por la incapacidad administrativa y gerencial del sector público que por las condiciones intrínsecas del sector de obras públicas.

La construcción de vivienda urbana, que tantas veces le ha dado la mano al país como generador de empleo para mano de obra de baja calificación, no se encuentra en un ciclo expansivo y por tanto requerirá un empujón muy importante para que cumpla su misión de sector líder de la reactivación económica, pero se debe dar apoyo no solo a  la oferta de los grandes productores, sino al fortalecimiento de otros actores del sector, localizados en los pequeños y medianos municipios, como las organizaciones populares de vivienda, que no son los grandes empresarios, pero que generan los mismos empleo que se requieren en todo el país, para lo cual se necesitan más apoyos directos y menos intermediación financiera especulativa

ISMAEL MOLINA GIRALDO

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