La construcción en la reactivación económica

Ismael Molina

Desde hace cerca de 50 años, desde 1972 con la expedición del Plan Nacional de Desarrollo de Las Cuatro Estrategias y bajo la influencia del profesor colombo canadiense Luachin Currie, el país reconoció a la construcción urbana como un sector líder de crecimiento económico nacional.
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Esa condición se le dio por varias razones: En primer lugar, porque se estableció que en el país existía una gran demanda potencial para la vivienda urbana de sectores medios de la población, que para hacerse efectiva requería un instrumento financiero lo que en su momento generó la creación del sistema de ahorro y crédito de valor constante, conocido como Upac.

En segundo lugar, el país estaba en un proceso acelerado de urbanización, lo cual implicaba la necesidad de crear una red de centros urbanos que fuera capaz de responder ante las nuevas exigencias económicas y sociales, lo cual se obtuvo con el aparecimiento de una red de ciudades que ha soportado el profundo cambio sucedido en Colombia, que en menos de medio siglo hemos sido capaces de responder a estos cambios, que en otras latitudes han tomado dos y más siglos. 

En tercer lugar, el hecho de que el sector de la construcción fuera una gran demandante de mano de obra de baja calificación y que el país, de acuerdo con los estudios hechos por el Banco Mundial en la época señalaban el riesgo de una gran desempleo estructural en esos nuevos centros urbanos, concentrado en la población expulsada del sector rural, hizo que las propuestas hechas diez años antes por el profesor Currie, lograron plasmarse en el Plan de desarrollo que estableció el Gobierno nacional de la época.

Esta condición le ha permitido al gremio de la construcción mantener su preminencia en la política macroeconómica colombiana y, que hoy, ante las nuevas perspectivas de un desempleo estructural, el Estado y los analistas volteemos a mirarlo como parte de la salvación en este nuevo período de crisis del empleo y el crecimiento económico. 

¿Tiene el sector de la construcción la capacidad de respuesta que demostró hace medio siglo para convertirse en el sector líder de la reactivación en la actualidad? La respuesta no es obvia, como efecto de los cambios económicos, sociales y territoriales que ha tenido nuestro país en este período. Sin pretender dar una respuesta general para el país, trataré de responder con base en las condiciones que hoy tiene nuestra ciudad y los escenarios objetivos del sector constructor.

El año inmediatamente anterior, la construcción en Ibagué tuvo un muy destacado comportamiento pues, de acuerdo con las estadísticas entregadas por el Dane, con 867.000 metros cuadrados licenciados en la ciudad, siendo la segunda ciudad que más subsidios familiares de vivienda recibió en el país, con un crecimiento espectacular y generando un total de 19.464 empleo directos y 26.034 empleos indirectos, se puede establecer que en Ibagué el sector de la construcción juega un papel primordial para la actividad económica local.

Ello es el producto de varias acciones que confluyeron a este resultado. En primer lugar, una acción de política pública que se propuso el acompañamiento al sector privado para la habilitación de suelo de expansión a través de la aprobación de planes parciales y la exigencia de cumplir con lo establecido en las normas nacionales de destinar el 20% a la oferta de vis; en segundo lugar, la identificación de nuevos nichos de mercado para la vivienda en la ciudad, en especial, la posibilidad que la ciudad sea un mercado de segunda vivienda para residentes de la Capital del país; en tercer lugar, la capacidad mostrada por empresarios locales y foráneos para promover proyectos de diferente estrato en la ciudad y, por último, porque Ibagué ha sido capaz de convertirse en la plataforma económica necesaria para ser la primera ciudad de relevo en la región central de Colombia.   

Este escenario del 2019, ha cambiado substancialmente en este año de pandemia. El 2020 que en los dos primeros meses se vislumbraba con mucho optimismo, ha pasado a ser el período de mayor caída en la producción y de cifras exorbitantes de desempleo en la ciudad y el país. Pero además las decisiones tomadas en la administración local no han ayudado.

El problema crónico de ineficiencia en la prestación del servicio de agua potable, que esperaba resolverse con la construcción del acueducto complementario, antes de resolverse se ha profundizado; la confianza que se había generado en el nombramiento de un Ingeniero con conocimiento de la ciudad y sus necesidades, como lo es el Ing. Abel Castaño exsecretario de Infraestructura, que estaba cumpliendo una destacada labor, se ve abruptamente interrumpida; las trabas que se han puesto en la implementación de los planes parciales y del cobro de plusvalía; el crecimiento inusitado de las tarifas de energía y gas domiciliario, son algunas acciones que conspiran para que el sector de la construcción se consolide como impulsor para la reactivación local.

Se han demostrado las opciones que tiene la construcción como motor para la economía local y nacional. En las manos de todos, los empresarios, el sector público y la sociedad civil en su conjunto está defender las posibilidades de empleo y crecimiento que puede generar la construcción urbana en la ciudad.

ISMAEL MOLINA GIRALDO

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