El desempleo de Ibagué: Un asunto sin solución

Ismael Molina

Volver a ser la primera ciudad en desempleo en Colombia, ha dejado de ser noticia en nuestra ciudad y se ha convertido en una cifra más que apenas si llama la atención de algunos estudiosos, pero no tiene la fuerza noticiosa para despertar a una sociedad que se ha acostumbrado a una situación absolutamente anómala para todos, tanto para los que padecen el flagelo del desempleo como de aquellos que teniendo un empleo, ven que la condición social y económica de familiares y conocidos se deteriora día a día como efecto directo de la falta de un trabajo e ingresos dignos.
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Tener una cifra de 27,5% de desempleo abierto y de cerca de 13% de subempleo y la abrumadora cifra de 44,7% de desempleo juvenil, debería ser más que suficiente para que todos nuestros ojos y esfuerzos estuvieran puestos en superar tal situación, que en cualquier parte del mundo pone en evidencia una profunda crisis económica con sus terribles consecuencias en lo social y personal.

Pero las cifras de ahora son escandalosas, pero no son nuevas a la condición que hemos tenido durante la totalidad del presente siglo, en una situación que se gestó en los primeros años de la década de los 90 con la apertura económica impulsada por la administración de César Gaviria y que nos ha consolidado como una región perdedora en la estructura económica regional de Colombia.

Las respuestas son e históricamente han sido totalmente insuficientes, tanto por parte del sector público como del privado. La respuesta entre cínica e irresponsable, de señalar al Gobierno nacional y a las políticas económicas implementadas como los responsables directos de tal situación, solo han puesto en evidencia la irresponsabilidad de la dirigencia de la ciudad y del departamento ante el más importante reto que han tenido frente a la ciudadanía, que siempre ha visto respuestas politiqueras y de corto alcance en relación con este, que definitivamente es un problema estructural de la región.

Lo anterior no significa que el Gobierno nacional no tenga una parte muy importante de responsabilidad en esta debacle social de la región. Las autoridades nacionales, llámese ministerio de Hacienda, DNP u otros ministerios, han olvidado que la razón de ser de la ciencia macroeconómica era la lucha contra el desempleo y, en la actualidad, en nombre de una visión de rampante monetarismo, lo han olvidado e incluso han promovido políticas abiertamente en contra de la industria y la producción nacional. Pero también es cierto que no ha habido ninguna política sistemática por parte de nuestra dirigencia local y regional para enfrentar el asunto.

Desde la administración pública y desde los gremios no hay un propósito regional para saber hacia a donde debe moverse la economía regional y local. Saltamos de una idea a otra o de una política a otra, sin conocer ni evaluar sus resultados y estando más interesados en un aplauso o una foto de primera página que en una solución real del asunto del desempleo. Sin pretender ser exhaustivo e insistiendo en la necesidad de contar con un Plan de Empleo de emergencia para Ibagué, considero que los gremios, el gobierno local y departamental, la academia y la sociedad civil toda, debiéramos hacer un gran pacto local por el empleo tengan entre otros los siguientes compromisos:

Activar un plan de obras públicas de construcción que permitan generar empleo inmediatamente, lo que implica que sean obras que cuenten con diseños definidos y a las cuales se les puedan poner recursos presupuestales en el muy corto plazo.

Establecer un programa de descuentos tributarios para incentivar la localización empresarial en Ibagué, para un plazo no menor de 10 años. Esos incentivos fiscales tienen que ser sobre tributación local y nacional. Asegurar la prestación eficiente, suficiente y a tiempo de los servicios públicos, a un precio competitivo para los empresarios, de tal manera que no se conviertan en una barrera a la entrada de nuevas empresas en la ciudad.

Apoyo explícito al sector constructor, mejorando la eficiencia en los trámites, reduciendo los tiempos de espera y la eliminación los trámites innecesarios.   

Definir apoyos para empresas exportadoras, particularmente de productos agroindustriales (café, frutas tropicales) tanto en la identificación de oportunidades y mercados.

Comprometernos con un modelo de ciudad que explote las ventajas competitivas de la ciudad: localización y clima, haciendo de Ibagué        una ciudad para el turismo y la vivienda campestre como segunda vivienda.

Establecer los derroteros para una Academia pertinente para el desarrollo de largo plazo, donde se le dé mayor énfasis a disciplinas como las ingenierías, la tecnología, ciencias aplicadas, por encima de carreras con exceso de profesionales en la ciudad como abogados o administradores de empresas.

Ojalá empecemos a pensar más en la resolución de problemas apremiantes que en seguir buscando peleas con el pasado que nada aportan en la construcción de futuro que todos necesitamos.

ISMAEL MOLINA GIRALDO

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