Un gran dilema

Jaime Eduardo Reyes

El presidente Iván Duque afirmó el sábado que “ninguna sociedad progresa en términos económicos si no hay salud y ningún sistema de salud es sostenible si no tiene una capacidad económica que lo fortalezca”
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por lo que a mi juicio, en tiempos del Covid-19 es necesario desarrollar un plan mixto que proteja los más vulnerables y a la vez reactive la economía mediante inversión pública eficiente. ¿Cuándo hacerlo? He ahí un gran dilema. El escenario planteado por Fedesarrollo indica que debiera ser este año, y entre más pronto mejor.

En Colombia, la primera preocupación es y debe ser la vida, eso no tiene discusión. Por eso debe respaldarse al Gobierno en su estrategia de cuidar y apoyar a los más vulnerables y débiles; hacerlo cuesta dinero.

La incertidumbre existente por causa del Covid-19 y los bajos precios del petróleo han llevado a Colombia a una crisis económica sin precedentes; los hogares están viendo disminuir sus ingresos y ahorros; las empresas están aguantando gracias a los mensajes e incentivos dados por el estado; los ocupados en la informalidad y los trabajadores independientes parados han sido los más afectados.

Los gobiernos, bajo el liderazgo del Presidente, han tomado medidas para proteger vidas, salvar el sistema de salubridad, y mantener a flote la economía, enfocándose en los más pobres. ¡Aplausos! Sin embargo, a medida que pasen los días la situación se complicará porque no hay presupuesto que alcance para sostener ese tren de gasto público.

Los escenarios de prospectiva macroeconómica para 2020 quedaron atrás. El crecimiento económico dependerá de las condiciones externas (por ahora adversas) y la prolongación de las medidas gubernamentales en el tiempo. A mayor prolongación la afectación en la economía será mayor. Las proyecciones muestran que si se empezara a normalizar las actividades económicas en abril, julio, o diciembre, las proyecciones de crecimiento del PIB 2020 serían 2.3, 1.2, y -0.4, respectivamente.

Existe acuerdo en que el consumo privado disminuirá y el gasto del Gobierno aumentará; las exportaciones y las importaciones se contraerán; y la formación bruta de capital disminuirá notablemente inclusive en el escenario optimista de abril-mayo. Los escenarios de crecimiento desde la oferta indican que los sectores más afectados serán industria manufacturera, minería y edificaciones quienes decrecerán inclusive en el escenario optimista; agropecuario, electricidad, gas, y agua, tendrán crecimientos positivos pero por debajo de lo pronosticado; las ramas que en medio de la crisis mantendrán sus proyecciones o estarán por encima son actividades profesionales y comunicaciones, y administración pública, defensa y servicios sociales.

Así pues, no es nada sencillo decidir cuando dejar de aplicar restricciones universales prosalud y volver a la normalidad económica de mercados, sobre todo porque debido a la presión sobre la economía de hogares y empresas a medida que pase el tiempo, las políticas restrictivas de movilidad y confinamiento irán perdiendo apoyo de la gente. Todo pareciera indicar que la respuesta está en un “plan mixto” que contemple las dos variables y concilie sus pretensiones.

JAIME EDUARDO REYES

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