La ciudad de la post pandemia

Jaime Eduardo Reyes

Las ciudades se resisten a paralizarse por causa de la pandemia del Covid-19. En medio de los decretos que aíslan y promueven el confinamiento y el distanciamiento social, las personas salen a las calles a trabajar, juegan en los parques y hacen muchas cosas más. Esta es una realidad de muchas ciudades, incluida la nuestra.
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El aumento de los contagios es adjudicado a la indisciplina social pasando por alto que muchos de nuestros barrios tienen altas densidades, que las casas comparten vecindad familiar multigeneracional y que tanto jóvenes como adultos crean fuertes lazos de amistad. La geografía económica nos da pistas para entender que este fenómeno va más allá de la indisciplina social y que las ciudades necesitan repensarse para una nueva normalidad.

Si algo ha desnudado esta pandemia es la precariedad espacial con la que se han construido nuestros barrios, la carencia de espacios e infraestructura física y de servicios que tienen, estos son una vergüenza para la planificación urbana. Y qué decir de los apartamentos de 42 metros cuadrados o las casas de 48 que aumentan la depresión y el deseo de salir a espacios abiertos.

La pandemia ha expuesto las grandes disparidades sociales y espaciales dentro de la ciudad, además de las desigualdades económicas. Una ciudad como la nuestra, de bajos ingresos, en donde la gran mayoría de trabajos exigen interacción, la amenaza de la enfermedad no es suficiente incentivo para que la gente se aísle, la informalidad y la pobreza se nota mucho más que antes.

Ahora bien, a medida que vayamos saliendo de la pandemia y regresemos a una nueva normalidad, surgirá la necesidad de adecuar nuestra ciudad a esa realidad, reconociendo que se han cometido equivocaciones en el desarrollo urbanístico. Es momento de detener aquellas acciones que amenazan con aumentar los problemas asociados a la densidad desordenada. La ciudad post pandemia requiere de un plan de ordenamiento territorial que además de reflejar los intereses legítimos de todos los actores de la vida urbana y rural del municipio, refleje las demandas de la nueva normalidad. En Ibagué, el POT, además de estar seriamente cuestionado, está demandado, lo que no da garantía de un desarrollo local pertinente.

Las autoridades municipales deben trabajar en algunas prácticas en pro de construir una ciudad más inclusiva y sostenible en el periodo de la post pandemia. El banco mundial recomienda: planificar, crear y proteger los espacios públicos, repensando el diseño y distribución de parques, aceras y lugares abiertos; modificar las reglamentaciones para crear una mayor superficie útil, con densidades adecuadas; movilizar financiamiento para infraestructura urbana, fortaleciendo la capacidad de las comunidades para mejorar las condiciones de los barrios marginales e informales; garantizar los derechos de propiedad y sobre la tierra; y promover la disminución de emisiones de gases al aire mediante el uso de transporte alternativo. 

JAIME EDUARDO REYES MARTÍNEZ

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