Mi voz, Mi ciudad, ¿cómo vamos, qué esperamos?

Jaime Eduardo Reyes

Los resultados del sondeo “Mi voz, Mi ciudad”, es un fuerte llamado de atención al alcalde Hurtado y a su equipo de gobierno de parte de los ibaguereños sobre la gestión realizada hasta el momento. Más de un 60% de los ibaguereños creen que las cosas van por mal camino.
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La editorial “Pesimismo fundado” publicada por este diario el pasado sábado acierta en afirmar que “aún es tiempo de enderezar el camino, lo cual es posible si existe interés por el bien común y no el propósito de responder a los intereses de un grupo político, o para trabajar con la mira puesta en las próximas elecciones”. El consejo, además de sabio, es sano. De mantenerse la actual estrategia de gobierno y comunicación con los ciudadanos y empresarios, la inconformidad seguirá creciendo y la situación empeorará. 

La explicación no está en las dificultades que trajo consigo la pandemia, primero, porque en otras ciudades los alcaldes han tenido los mismos problemas y han logrado conectarse con sus conciudadanos para resolver los problemas, y segundo, porque cuando un dirigente se presenta a una elección sabe que la incertidumbre y las dificultades serán el factor común.

Ahora bien, la información que brinda este sondeo está acorde con los resultados entregados por el Dane y otras encuestas. 

Recordemos que la revista Semana nos dijo en marzo que las mayores preocupaciones de los ibaguereños son el desempleo, la inseguridad y la quiebra económica. Mi voz, Mi ciudad nos dice que un 74% de los ibaguereños encuestados afirman que por causa de la pandemia algún miembro de su hogar perdió su empleo, que un 44,6% de los hogares tienen familiares víctimas de algún delito, que durante la reactivación un 65,6% no tiene empleo aún, y que un 56,2% están insatisfechos con las medidas de reactivación económica implementadas por la administración municipal.    

El Dane, mes a mes, nos ha dicho que Ibagué tiene el mayor desempleo juvenil, que existe un marcado pesimismo sobre el futuro económico de la ciudad, y que se viven problemas de inasistencia escolar y seguridad alimentaria.

Al revisar con detalle los resultados se evidencia que la mayor insatisfacción se encuentra en la población joven, en el estrato socioeconómico bajo, y en la zona sur occidental de la ciudad. Hay que focalizar las acciones.

El gobierno debe escuchar con atención la alta insatisfacción -65,6%- que existe sobre la participación y consulta a la ciudadanía frente a las medidas tomadas; el deseo de un 68,7% de regresar a una reactivación total de la economía y propender por el autocuidado; la percepción de un 57,1% de ibaguereños que creen que durante la pandemia la corrupción en Ibagué ha aumentado; que un 60,4% de ciudadanos están insatisfechos después de concluido el primer año de gobierno.  

¡Mucha atención!, no puede pasarse por alto que un 69,7% de los hogares pasaron hambre por falta de recursos. Ojo, con hambre y sin empleo, el malestar social explotará.

JAIME EDUARDO REYES

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