A propósito del Día de la Democracia

Jaime Eduardo Reyes

En el Tolima existen claramente un departamento que avanza hacia el desarrollo y otro que se mantiene rezagado. La explicación de este fenómeno es la debilidad institucional. Al final, la divergencia entre las regiones y entre los diferentes sectores sociales se explica en la débil democracia existente.
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Esta situación no es exclusiva, ni se vive solamente en el Tolima, podemos decir que es una situación nacional, sin embargo, pareciera que nos mantenemos adormecidos bajo un manto de conformidad que nos impide levantarnos.

El problema, si así se quiere entender, inicia en la distribución del poder político. Durante décadas el clientelismo y la corrupción han hecho de las suyas. La captura institucional, la captura de las políticas públicas y del proceso electoral por parte de unos pocos ha conllevado a una desigualdad regional. Los mecanismos internos de los partidos políticos son todo, menos democráticos. 

Es muy probable que no se quiera reconocer, pero, esto ha conllevado a que una mayoría importante de los tolimenses no se sientan representados por los elegidos, inclusive, muchos sienten que el curso de su vida está desligado del proceso político. 

La irregular distribución del poder político reproduce y mantiene los niveles de pobreza, debilidad institucional y desigualdad entre otros. La evidencia se puede observar en estudios como el referido en mi columna del lunes pasado en donde vemos que el Tolima se mantiene rezagado en varias dimensiones del desarrollo.

Ahora bien, esto que escribo no es nuevo, tal vez se ha escrito de otra forma, entonces, ¿por qué no se ha cambiado las cosas?

Porque los tolimenses viven entorno a sus problemas inmediatos; desempleo, falta de ingresos, inseguridad, entre otros, sin que logren conectarlos a un problema institucional de mayor magnitud, la falta de democracia. Existe una situación de indiferencia que no permite avanzar, situación que crece a medida que el propio sistema se replica basándose en los fenómenos de corrupción, clientelismo y falta de democracia interna en los partidos políticos.

También hay mucho que decir de cómo el beneficio de pequeñas camarillas políticas que conforman élites políticas se ha beneficiado históricamente, sin interesarles cambiar el estado de las cosas. Existe un grupo o sector de la población que sacan beneficio de esta situación y que se perpetua a costa de todos aquellos que se excluyen del sistema.

Pensar en la democracia es pensar en impulsar estrategias de desarrollo político. Se debe buscar resolver el déficit democrático que vive el departamento. ¿cómo? La respuesta pude basarse en un reciente trabajo de Fedesarrollo.

Eliminando las oportunidades de corrupción dentro del proceso político, fortaleciendo los partidos políticos como agentes responsables de representación social, y fortaleciendo un sistema de gobierno-oposición.

Alcanzar mayor democracia requiere sí o sí combatir las redes de corrupción, equilibrar el juego democrático reclamando de los partidos políticos mayor responsabilidad, y la participación de una sociedad en el diseño de su futuro de mediano y largo plazo, entre otras acciones.

 

Jaime Eduardo Reyes

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