Podemos pensar diferente, pero la meta es la misma: Álvaro Gómez

Jaime Eduardo Reyes

Mañana martes 2 de noviembre se cumplen 26 años del magnicidio de Álvaro Gómez Hurtado, un poco más de un cuarto de siglo de impunidad. Gómez Hurtado fue un estadista, un visionario en la política. En su cúspide política presidió la Asamblea Nacional Constituyente, después de haber sido candidato presidencial por el Movimiento de Salvación Nacional en 1990.
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El MSN eligió 11 constituyentes en 1991, y en las elecciones legislativas del mismo año eligió 5 senadores y 11 representantes a la cámara.

El Movimiento de Salvación Nacional, era un partido político distinto al partido conservador, pretendía ser mucho más, era un movimiento suprapartidista, de ideología conservadora y de posición de derecha. Álvaro Gómez afirmaría: “El MSN integrado por colombianos de buena fe, liberales, conservadores y de otras vertientes, así como de aquellos que no militan en ningún partido político, reunidos en torno del Acuerdo sobre lo Fundamental nos llevará con esperanza y grandeza al siglo XXI”.

La propuesta, presentada en las elecciones presidenciales 90-94, se conoció como el acuerdo sobre lo fundamental. Algunos de sus postulados fueron: toda democracia requiere de un consenso inicial sobre el cual se construya la unidad de la nación; las naciones son fuertes cuando este consenso no sólo es sólido sino amplio; la confianza en este acuerdo permite practicar un vigoroso ejercicio de la libertad; la política, la alta y noble política que tiene como propósito la prosperidad del pueblo, debe buscar la paz.

Al leer nuevamente el manifiesto, que recibí autografiado de las propias manos del entonces candidato presidencial, y que atesoro junto a otros de sus textos, me encontré con referencias a muchos problemas que están vigentes en la segunda década del siglo 21: la violencia que existe en Colombia es política por lo que la responsabilidad de la acción política en el fracaso de la paz es aún mayor; la paz debe emanar de las garantías al derecho a la vida, a la honra, a la propiedad, es consecuentemente, el ejercicio de la libertad; se debe restablecer la confianza pública en la honestidad administrativa, entre otros.

El acuerdo sobre lo fundamental criticaba el mal estado de las cosas por aquella época, situación que no ha cambiado: la política está entretenida en los mecanismos internos y en la selección de nombres, y no quiere aceptar que se ha creado un vacío de propuestas y de invitaciones; sabemos que la justicia no es eficaz, que es impotente, que hay corrupción; la aceptación de la impunidad como una condición permanente de nuestra organización civil ha llevado a que se creen justificaciones para los delitos; no hay razón para que nos resignemos a tener un mediocre crecimiento económico del 4 por ciento anual. No hay duda que muchos de los principios del MSN están vigentes y que la participación de sus constituyentes en 1991 es la mejor carta de presentación en el propósito de relanzarlo a la opinión pública.   

JAIME EDUARDO REYES

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