El reino de Dios: Un seguro de vida y eternidad

Jairo Yate Ramírez

°°° «Aquel día dijo Jesús a sus discípulos: -«El reino de los cielos se parece a un tesoro escondido en el campo: el que lo encuentra lo vuelve a esconder y, lleno de alegría, va a vender todo lo que tiene y compra el campo. El reino de los cielos se parece también a un comerciante en perlas finas que, al encontrar una de gran valor, se va a vender todo lo que tiene y la compra. °°°(Mateo 13, 44-52).
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Supremamente importante, es saber descubrir la esencia de las cosas, el valor supremo de los mensajes divinos, la  calidad de las ideas. Únicamente se pueden tomar decisiones cuando se ha aprendido en la vida a caminar de la mano de Dios.

Dios sabe perfectamente, por qué le ofrece al ser humano la mayor felicidad de su vida: localizar un tesoro. Saber  dónde está el punto de la felicidad de un ser humano. No se equivocó Salomón en pedirle a Dios, lo sustancial para su vida: “Un corazón sensato para gobernar;  para discernir entre el bien y el mal” (1 Reyes 3, 9).

La felicidad es el punto de referencia y llegada de un ser humano. Toda persona que ama verdaderamente a Dios, tiene una manera muy sabia de pensar y de ser: Todo le sirve para el bien. (cf. Romanos 8,28).

Aristóteles, el gran filósofo griego, padre de la filosofía occidental, enseñaba en la ética a Nicómaco, que la felicidad es el único fin último del ser humano, el fin autárquico, que se basta por sí mismo. Así pues, se logra la felicidad según la razón y la sabiduría. Dios plantea la felicidad, en la sabiduría y el discernimiento. (cf. 1 Reyes 3, 12).

El reino que ofrece el hijo de Dios, es el valor más grande. El reino de los cielos es también un seguro de vida y contra la muerte, pero un seguro real, que sirve no sólo a quien se queda, sino también a quien se va, a quien muere. «Quien cree en mí, aunque muera, vivirá» (Juan 11, 25).

El Reino de Dios no es exclusivamente sanaciones, milagros, resurrección de muertos, lucha contra el mal, dimensión novedosa de la vida; sino que también es gratuidad. Es como estar dispuesto a perderlo todo, a dejarlo todo, con tal de ganar la felicidad celestial.

El Papa Francisco en su Ángelus Regina Coeli (27 de julio 2014), afirmaba que: Encontrar a Cristo en la vida es encontrar un gran tesoro: “quien conoce a Jesús, quien lo encuentra personalmente, queda fascinado, atraído por tanta bondad, tanta verdad, tanta belleza.”

 Cuida tu salud: La felicidad está en las decisiones sabias de tu propia vida. 

Padre Jairo Yate Ramírez - Arquidiócesis de Ibagué

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