La fe tiene sus pruebas. No tengas miedo

Jairo Yate Ramírez

°°° « De madrugada se les acercó Jesús, andando sobre el agua. Los discípulos, viéndole andar sobre el agua, se asustaron y gritaron de miedo, pensando que era un fantasma. Jesús les dijo en seguida: -« ¡Ánimo, soy yo, no tengáis miedo!” °°° Mateo 14, 22-33.
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Jesucristo es y se comporta como un verdadero Hijo de Dios. Sus actitudes y decisiones son muy cautelosas porque expresan la misión que le encomendó su Padre celestial. La razón de su envío es la salvación de los hombres y las mujeres. Es normal, que después de la multiplicación de los panes y los peces, y conociéndose la noticia, que habían comido más de cinco mil personas. (cf. Mateo 14, 21), se presuma que la gente quiera nombrarlo Rey.

Estar por encima de los demás, o ser el primero ante todos; no está en los planes del Maestro de Nazareth. Primero, porque no es el motivo de la salvación. Segundo, porque no es el mejor medio para extender el Reino. Tercero, porque Jesús no es un líder que maneja éxitos y fomenta entusiasmos; sino que es un enviado que predica la verdad y el amor.

Recorrió Galilea enseñando y curando enfermedades, (cf. Mateo 4,23). Tiene el poder de perdonar pecados. (cf. Marcos 2, 10), camina sobre el agua (cf. Mateo 14, 26). Aprovecha los momentos de intimidad y privacidad con sus apóstoles para demostrar su divinidad e intercesión. Enseña la fórmula mágica de anunciar el Evangelio y preocuparse por la salvación de las almas: Dice taxativamente: “No tengan miedo” (Mateo 14, 27).

Los santos padres, que son la base de la tradición viva de la Iglesia católica, los testigos cualificados de la fe, por su ortodoxia, por su doctrina y por su santidad de vida; enseñan que en el episodio de Jesucristo caminando sobre el agua, existe una excelente enseñanza: El mar es la vida presente y la inestabilidad del mundo. La tempestad son las tribulaciones que oprimen a las personas. La barca representa la Iglesia edificada sobre Cristo y guiada por los apóstoles. La moraleja, apunta a soportar con valentía las dificultades de la vida.

San Juan Pablo II, en la inauguración de su ministerio petrino, un 22 de octubre de 1978, le recomendaba a la humanidad: “No tengan miedo de acoger a Cristo y aceptar su potestad. Sírvanles a los demás, sírvanle a la humanidad entera. No tengan miedo de abrir de par en par, las puertas a Cristo.”

Cuida tu salud: “No tengas miedo ni te desanimes porque yo, tu Señor y Dios, estaré contigo dondequiera que vayas.” (Josué 1, 9).

JAIRO YATE RAMÍREZ

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